Las elecciones del 28 M eran un plebiscito no tanto a la persona de Sánchez, como a las políticas socialistas que aplica: las subidas de impuestos, el gasto público excesivo, el déficit estructural elevado, las ingentes emisiones de deuda pública y la intervención de los mercados, no son un invento de Sánchez, sino la puesta en práctica del Socialismo.
Durante los duros meses de la epidemia, con la economía en cierre forzoso, los alcaldes y los presidentes de comunidades autónomas tuvieron que salir adelante en pleno hundimiento.
En esas circunstancias, el enfoque de los gobiernos regionales y locales de corte más liberal que trataron en lo posible de abrir las empresas, adoptando medidas de seguridad para evitar los contagios, dio lugar a una paulatina recuperación de la economía y de la confianza de los consumidores.
En esas circunstancias y con el gobierno desaparecido, Sánchez, además de no ayudar en nada, intentó expropiar el superávit de los ayuntamientos y eso provocó una revuelta de miles de alcaldes liberales y otros que, sin serlo, respaldaban su actuación. Todos ellos, plantados en las escaleras del Congreso de los Diputados, se lanzaron a la batalla contra el colectivismo socialista.
Los españoles esta vez no han olvidado que regiones como Andalucía y Madrid, duramente golpeadas por la epidemia, salieron a flote pronto y con mejores cifras que otras comunidades autónomas. El 4 de mayo de 2021, la Comunidad de Madrid eligió la Libertad. Ese fue el lema del partido ganador y los madrileños se levantaron masivamente en un grito de libertad.
En las elecciones del 28M hemos escuchado con claridad como el eco de ese grito se ha extendido a toda España. Finalizado el proceso electoral, la Comunidad de Madrid ha celebrado la sesión de investidura, liderando el cambio de ciclo en España, del Socialismo a la Libertad en todos los ámbitos y por supuesto en el marco de la actividad económica.
De entre las medidas anunciadas, hay algunas de especial relevancia porque responden a necesidades concretas y hasta diría apremiantes, para lograr un crecimiento sostenido. En materia de fiscalidad, se mantiene la deflactación del IRPF aprobada en 2022 por el Gobierno regional, en caso de que la inflación anual supera el 2%, por lo que se volverá a aplicar este año, en todos los tramos y en el mínimo personal y familiar.
Se aprobará por fin el incentivo fiscal para favorecer la llegada de inversión extranjera, mediante una nueva deducción del 20% sobre el total de la inversión realizada por quienes no hayan vivido en España en los últimos cinco años, independientemente de la nacionalidad de origen, por lo que incluye a españoles. Afecta tanto a inversiones en activos financieros como inmobiliarios, con la condición de que se mantengan durante al menos seis años, para evitar operaciones de muy corto plazo y asegurar una inversión más orientada hacia el futuro.
Otro gran caballo de la batalla fiscal, como es el impuesto de sucesiones, se reducirá en Madrid aún más, llegando la bonificación al 50% en las transmisiones “mortis causa” de segundo y tercer grado. Dado que la actividad económica de la Comunidad de Madrid se caracteriza por contar con empresas dedicadas a muy diferentes sectores, desde las que operan en zonas de claro perfil agrario a los distritos puramente financieros, es necesario contar con medidas muy distintas para potenciarlos y realizar una coordinación eficiente del Arco Verde al pequeño comercio.
En la nueva legislatura, se articula a este efecto y como eje vertebrador, la Consejería de Digitalización, como impulso de innovación a todos los sectores económicos de la Comunidad de Madrid con el objetivo de llevar el crecimiento y el empleo a niveles comparables con nuestros socios europeos. Madrid inicia así un nuevo ciclo en Libertad sin cortapisas.