El gobierno de España a través de su ministro José Luis Escrivá ha anunciado la nueva reforma de las pensiones, que como era de esperar, supondrá un incremento impositivo que afectará directamente a las familias más vulnerables, aquellas a las que dice representar este gobierno.
En primer lugar, se establece una subida de las bases máximas por encima del IPC (un 1,2% al año). Esto lo que supone es directamente una pérdida de poder adquisitivo añadido obviamente a la situación de subida generalizada de precios que actualmente se sitúa en un 7.6% del subyacente.
En segundo lugar, se establece la cuota de solidaridad de hasta el 6% del salario pero que no está sujeto a cotización: un nombre muy bonito para un impuesto que no genera derecho a prestación. Lo que se recaude por aquí no incrementará la pensión del cotizante ni un euro, por lo que no se explica ni se entiende esta medida. Se supone que las medidas impuestas en la reforma de las pensiones están precisamente destinadas para beneficiar a las mismas no para lo contrario. Resulta ilógico establecer un mecanismo de recaudación llamado de “solidaridad” para los futuros pensionistas cuando estos mismos no se van a beneficiar pero si habrán pagado por ello.
En tercer lugar, tenemos que hablar del incremento del MEI (Mecanismo de Equidad Intergeneracional) que pasa del 0,6 al 1,2% del salario en 2029. Esta medida sí afecta a todos los trabajadores y a todas las empresas ya que de este porcentaje por ejemplo del 0.6% el 0.5% lo aporta la empresa y el 0.1% el trabajador con el gasto que supone mensual para las empresas en base además al salario a percibir por trabajador.
Hay que tener en cuenta otra cosa muy importante que prácticamente nadie comenta de esta reforma. José Luis Escrivá ha pactado con Bruselas que, si el déficit se desvía respecto de lo previsto, habrá más impuestos y más recortes. Cada tres años se revisarán las cuentas y el Gobierno de turno tendrá que hacer los ajustes necesarios para que cuadren. Es la reforma en diferido, es decir, ahora hago lo justo para aprobar el examen de la Comisión Europea y le dejo la patata caliente a mi sucesor.
Con la situación económica actual española junto con la contabilidad nacional, todo parece indicar que se van a tener que hacer un gran número de ajustes importantes de calado para poder cumplir con Europa y lo más importante, controlar la situación económica de España. Desde luego este gobierno no lo hará no porque no deba si no porque no quiere, además que sabe perfectamente que tienen los días contados en el gobierno y esperarán a que otros tengan que hacer lo que ellos nunca hicieron.