El economista jefe del Banco Central Europeo (BCE), Philip Lane, ha asegurado que la política monetaria del banco se encargará de llevar la inflación de la zona euro de vuelta a su objetivo de estabilidad de precios del 2%, aunque la incertidumbre sobre la transmisión de las medidas adoptadas demanda «una mente abierta» sobre la necesidad de subidas en los tipos de interés. Durante una conferencia en Londres, Lane ha destacado la importancia de «revisar periódicamente» la orientación de la política monetaria del BCE y ha considerado «muy adecuado» el enfoque reunión por reunión del Consejo de Gobierno a la hora de fijar los tipos de interés.
Lane ha señalado que el ciclo de subida de tipos más rápido en la historia de la zona euro se ha producido en los últimos meses, con una acumulación de 300 puntos básicos desde julio de 2022. El economista ha afirmado que el impacto de la política monetaria en la zona euro es más incierto que en otras economías debido a los cambios estructurales que se han producido desde la formación de la unión monetaria en 1999.
El BCE ha realizado diversos análisis que sugieren que el endurecimiento de la política monetaria que comenzó en diciembre de 2021 «ha tenido efectos sustanciales» en las condiciones de financiación de la zona euro hasta el momento, y que su transmisión a la actividad y la inflación «está empezando a materializarse». Según el banco central, el aumento de tipos de interés se ha transmitido «casi en su totalidad» a las tasas del mercado monetario a corto plazo y se ha transmitido con relativa fluidez entre los segmentos del mercado y las jurisdicciones.
El economista ha advertido que el exceso de ahorro acumulado por los hogares de la zona euro durante la pandemia seguirá ejerciendo una presión a la baja sobre el precio del capital y actuando como un amortiguador del consumo durante este período de alta inflación. Sin embargo, Lane también ha señalado que el aumento de los costes de financiación bancaria y las condiciones de préstamo más estrictas que enfrentan los bancos para refinanciar sus activos se están reflejando en tipos de interés más elevados para empresas y hogares, y que los mayores costes de financiación para los bancos se están trasladando a los prestatarios.
El BCE no aprecia signos de un proceso de desinflación en la eurozona
La representante alemana en el directorio del Banco Central Europeo (BCE), Isabel Schnabel, ha advertido que la eurozona aún tiene un largo camino por recorrer en su lucha contra la inflación, ya que aún no se ha iniciado un amplio proceso de desinflación. Según Schnabel, una subida de 50 puntos básicos en marzo es necesaria «en prácticamente todos los escenarios plausibles».
Schnabel ha señalado que la inflación subyacente, que descuenta el efecto de la energía y los alimentos, juega un papel importante en el pensamiento del BCE. Aunque reconoce que el traspaso de los precios más bajos de la energía a la inflación subyacente puede ser más lento que cuando el movimiento es al alza, confía en que «eventualmente sucederá», por lo que es más importante para la inflación a medio plazo la evolución de salarios y beneficios.
Sin embargo, según la información sobre salarios manejada por el BCE, se espera que el incremento sea de alrededor del 4% al 5% en los próximos años, lo cual es demasiado alto para ser consistente con el objetivo de inflación del 2%, incluso cuando se tiene en cuenta el crecimiento de la productividad.
Por lo tanto, Schnabel defiende la necesidad de un aumento de la tasa de 50 puntos básicos en prácticamente todos los escenarios plausibles para llevar la inflación nuevamente al 2%. Además, considera que será en mayo cuando el Consejo de Gobierno contará con un panorama más claro sobre la evolución de la economía y del efecto de las medidas de política monetaria, así como de la marcha del mercado laboral, antes de decidir en mayo moderar el ritmo de subida de los tipos a 25 puntos básicos. Para Schnabel, sería necesario ver que la política monetaria se está volviendo restrictiva antes de tomar esta decisión.