Pocas veces he visto algo tan vergonzoso, amoral e indignante como las declaraciones de la aún secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez Pam. En un escenario teñido de morado, la número 2 del ministerio de Irene Montero se permitió el lujo de reírse de las víctimas de delitos sexuales. A carcajada limpia.
La risotada, por demás, se produjo en un momento en que más de 140 depredadores sexuales han visto reducidas sus penas o han salido de prisión debido a la infame legislación socialista que tanta alarma social ha causado. Y que ha revictimizado a quienes han tenido la mala suerte de tropezarse a lo largo de su vida con un violador o pederasta.
“De los creadores de las personas van a ir al registro para cambiarse de sexo todas las mañanas llega los violadores a la calle”, afirmó entre risas la frívola podemita con mando en plaza, más de 100.000 euros de sueldo anual a costa del contribuyente y viajes en Falcon.
Casi peor fue la teoría enloquecida de Rodríguez Pam, en defensa de la destrucción del Derecho y el ninguneo a las víctimas. “Es verdad que para las víctimas es importante que un hombre termine en la cárcel porque era su agresor… pero a lo mejor va a la cárcel después de haberla asesinado ya o haberla violado ya”. ¿Cabe mayor desconocimiento de lo que es el Derecho? ¿Cabe mayor desprecio hacia el imperio de la Ley? Supongo que algo similar se pensó cuando se adoptó la decisión de rebajar penas a corruptos o sediciosos. Pelillos a la mar.
Estamos inmersos en una verdadera revolución de los estúpidos, como advirtieron Musil, Tocqueville o Voltaire. Los ingenieros sociales salidos del parvulario consecuencia de décadas de socialdemocracia quieren destruir la sociedad occidental, aunque ellos, pobres ignorantes vanidosos, se destruyan a sí mismos. No en vano Ludwig von Mises hablaba tan certeramente del complejo de Fourier como raíz psicológica del antiliberalismo.
Podemos es la fuerza política totalitaria que lidera el gobierno de España. Rodríguez Pam, carente de escrúpulos y moral, pretende moldear la sociedad española a su imagen o semejanza. O a la de su lideresa, Irene Montero. Y justificar cualquier tropelía que se cometa en su nombre. Ellas son el pueblo. Quienes nos escandalizamos o no pensamos o vivimos como ellos quieren, el no pueblo. Populismo totalitario puro y duro.
Lo que no hay que olvidar es quién ha nombrado a Irene Montero y a Rodríguez Pam; quién ha apoyado una ley que, pese a las advertencias recibidas, se empeñaron en sacar adelante siendo consciente de sus terribles consecuencias; quién sigue negándose a reformar la ley de reducción de penas a agresores sexuales. Tiene nombre y apellidos: Pedro Sánchez Castejón.