La Unión Europea está trabajando para el desarrollo del ‘euro digital’.
A finales de junio, la Comisión Europea presentó una propuesta para poner en marcha la nueva versión del euro (que tendría un valor exactamente igual al impreso en papel).
Esta nueva divisa sería emitida por el Banco Central Europeo (BCE), con un estatus que la hace tan oficial como su equivalente físico. Un factor fundamental para aumentar la seguridad jurídica en torno al euro digital, ya que le convertiría en la antítesis de las criptomonedas.
¿Por qué? porque las criptomonedas no son emitidas por ningún banco central y su valor cambia constantemente.
En el mercado de las criptomonedas participan inversionistas que están dispuestos a correr riesgos, ya que los precios pueden dispararse un día y caer estrepitosamente al otro. Es justamente esa inestabilidad la que buscará erradicar la Comisión Europea a través del Banco Central Europeo.
En este sentido, las monedas digitales emitidas por los bancos centrales de cada país, como sería el caso del euro digital, son la versión electrónica del dinero tradicional. Así, en vez de imprimir billetes de papel o monedas metálicas, el banco central de un país emite su propio dinero en formato electrónico.
Una de las diferencias esenciales con el sistema actual es que estas monedas no requieren que un banco sea el intermediario para que se lleve a cabo la transacción. En teoría, podrías hacer transferencias electrónicas como si le estuvieras pasando unos billetes en la mano a otra persona o a un negocio.
Se espera que las monedas digitales bajen los costos asociados a las transacciones online hechas a través de la banca comercial y que favorezcan a las personas de ingresos más bajos y a los sectores de la población que no están bancarizados.
Entre las distintas propuestas para implementar el sistema que está sobre la mesa, algunos expertos han planteado crear cuentas bancarias universales en los bancos centrales para todos los ciudadanos.
Pero lo cierto es que cada país o zona monetaria que decida emitir este tipo de monedas, fijará sus propias reglas.
Esa es la idea básica de una moneda digital oficial, aunque por ahora, hay muchas interrogantes sin responder, en la medida que las grandes economías del mundo aún están analizando sus potenciales beneficios.
¿Qué beneficios aportará?
Los promotores de las monedas digitales dicen que ayudarán a la inclusión financiera de quienes están fuera de la banca comercial y promoverán la innovación tecnológica, la eficiencia en las transacciones y el desarrollo económico.
En teoría, el cambio contribuiría a una reducción de costos porque el sistema no depende de la banca comercial, ya que el medio de pago depende directamente de la banca central.
De hecho, en el caso del euro digital, se supone que el Banco Central Europeo no tendría ningún interés comercial en almacenar, gestionar o monetizar los datos de los usuarios.
Quienes apoyan el proyecto presentado por la Comisión Europea, sostienen que un euro digital permitiría pagar con “una forma de dinero público ampliamente aceptada, barata y segura”.
Además, se estima que el uso de divisas digitales podría disuadir ciertas actividades criminales financieras, en la medida que sería más fácil determinar quién es el remitente y el receptor de las transferencias.
Sin embargo, no todo lo que brilla es oro.
Si bien de crearse un euro digital en los próximos años, se espera que el Banco Central Europeo no imponga comisiones a los usuarios.
Pero eso no quiere decir que el uso de la divisa digital resulte completamente gratuito. Aún no está claro cuál será la función y los costos de los posibles intermediarios que ofrecerán servicios para que funcione el mercado de la divisa.
Tampoco se conoce cómo sería la relación con la banca comercial.
Además, las voces críticas desconfían de que los bancos centrales tengan la información detallada de todas las transacciones que hacen los usuarios en países donde no existe suficiente transparencia y la información podría ser utilizada con fines políticos.
A la banca comercial le preocupa que eventualmente un gran número de depositantes abandone el sistema bancario, un factor que podría poner en riesgo una parte importante de su negocio y, en un caso extremo, provocar posibles huidas bancarias.
Sin embargo, los expertos han dicho que esa potencial fuga de dinero desde la banca comercial se puede controlar fácilmente estableciendo límites a la cantidad de divisas digitales que puede poseer un determinado cliente.
Otra de las críticas que se han hecho al sistema, es que como todas las operaciones estarían centralizadas, existe el riesgo de que un determinado banco central tome decisiones arbitrarias dado que puede crear o eliminar dinero en un abrir y cerrar de ojos.
Desde otro punto de vista, también existe el riesgo de que una moneda digital extranjera bien gestionada pueda convertirse en un sustituto de una determinada moneda local.
Cuándo llegará
El objetivo de la norma establecida desde Bruselas es básicamente definir el estatus legal de su emisión, su distribución, su uso y los aspectos técnicos esenciales.
El Banco Central Europeo podrá establecer un límite total de euros digitales por persona, lo cual puede entenderse como un mecanismo de protección y garantía de mantenimiento de la estabilidad financiera en la Unión o también como un medio de susbsistencia de las entidades financieras ante la incertidumbre de perder el control actual que tienen sobre el dinero.
Su uso será exigible a todos los comerciantes de la Unión excepto aquellos que por su tamaño (menos de 10 trabajadores, 2 millones de facturación, organizaciones sin ánimo de lucro…) opten por no aceptarlos por el coste que les supondría la infraestructura necesaria para poder operar con dicha moneda y supondrá un impulso a la innovación dando la oportunidad a las entidades financieras a ofrecer soluciones novedosas a sus clientes basadas en nuevas tecnologías generando nuevas oportunidades y modelos de negocio.
Lo cierto es que teniendo en cuenta las implicaciones que tendrá en el mercado financiero global y los tiempos propios del proceso legislativo en el marco de la Unión Europea, no se espera que esté en curso antes de 2025, puesto que por rápido que pudiera a ser el proceso hasta su aprobación definitiva requerirá también un plazo de adaptación para instituciones, empresas y ciudadanos por lo que no se espera que sea algo inminente salvo que las amenazas monetarias de otros países acaben acelerando el proceso.
Experiencia mundial
China fue la primera gran economía del mundo en lanzar una moneda digital en 2020 en algunas partes de su territorio.
Se calcula que el yuan digital es utilizado actualmente por unos 260 millones de personas y el plan del gobierno es hacerlo extensivo a todo el territorio.
Según el centro de estudios Atlantic Council, con sede en Washington DC, un total de 130 países están explorando versiones digitales de sus monedas, con casi la mitad de ellos en etapas más avanzadas de desarrollo, haciendo planes piloto o en proceso de lanzamiento.
Todos los países del Grupo de los 20 (G20), excepto Argentina, están en alguna de esas fases.
Once países, incluidos varios en el Caribe y Nigeria, ya han lanzado monedas digitales emitidas por sus bancos centrales, según el centro de estudios.
Bahamas, por ejemplo, un país pequeño de apenas 390.000 habitantes, se ha convertido en un gran laboratorio al crear el dólar de arena (sand dollar, en inglés), la primera moneda digital del mundo emitida por un banco central.
La iniciativa ha demorado en despegar porque la mayoría de la población no lo utiliza, una dificultad con la que también se han encontrado otros países.
Otras dos grandes economías emergentes, como India y Brasil, tienen planes para lanzar monedas digitales en los próximos años.
En medio de este panorama, el país con la moneda más fuerte del mundo, Estados Unidos, está lejos de tener planes para crear un dólar digital.
Desde la Casa Blanca, el presidente Joe Biden ordenó a funcionarios del gobierno que evaluaran los riesgos y beneficios de crear un dólar digital en marzo de 2022.
Pero el dólar digital no forma parte de los temas que se discuten en la agenda económica del país.
Suecia continúa siendo uno de los países más avanzados de Europa con su programa piloto, mientras que el Banco de Inglaterra sigue trabajando en una posible libra digital que podría entrar en uso hacia finales de esta década.
Australia, Tailandia, Corea del Sur y Rusia tienen la intención de continuar con las pruebas piloto.
A pesar del creciente interés en las monedas digitales oficiales, algunos países que las han lanzado, como Nigeria, señalan que su aceptación ha sido decepcionante, mientras que Senegal y Ecuador cancelaron sus planes de desarrollo de este tipo de divisas.