España celebró en octubre de 2025 la adjudicación de su segunda factoría de inteligencia artificial (IA), aprobada por la Comisión Europea dentro del programa Digital Europe. La inversión, de 82 millones de euros, se destinará a fortalecer la infraestructura de datos y al desarrollo de modelos lingüísticos en español y lenguas cooficiales (El País, 2025).
El anuncio fue presentado por el Ministerio de Transformación Digital como una “apuesta estratégica por el liderazgo tecnológico de España en Europa”. La ministra calificó el proyecto como “una oportunidad histórica para democratizar el acceso a la IA” (La Vanguardia, 2025).
Pero entre los titulares optimistas, surgen preguntas incómodas: ¿puede España —y por extensión Europa— competir realmente con los gigantes tecnológicos estadounidenses y asiáticos? ¿O está construyendo una industria que solo existe mientras lleguen los fondos europeos?
Un proyecto ambicioso… y dependiente
La nueva factoría formará parte de la red europea de “AI Factories”, infraestructuras públicas creadas para ofrecer recursos de cómputo y entrenamiento a empresas, universidades y centros de investigación. En teoría, se trata de democratizar la IA: poner a disposición de actores locales una potencia de cálculo similar a la de los grandes laboratorios privados.
Sin embargo, la financiación depende casi por completo de Bruselas. De los 82 millones comprometidos, 67 millones provienen de fondos europeos y solo 15 millones serán aportados por el Gobierno español (El Confidencial, 2025). Esta asimetría alimenta una vieja crítica: Europa invierte mucho, pero produce poco retorno industrial.
“Estamos subvencionando la infraestructura que otros usarán para competir con nosotros”, afirmó un experto en políticas digitales del Instituto Elcano, en referencia al hecho de que muchas startups locales usan estos centros solo como “puente” hacia financiación privada extranjera (Forbes España, 2025).
Soberanía tecnológica o dependencia subvencionada
Bruselas insiste en que las factorías de IA son una respuesta estratégica a la dependencia europea del hardware y del software estadounidense. En efecto, más del 90 % de los chips usados en Europa provienen de fuera del continente, y las grandes arquitecturas de IA (como GPT, Gemini o Claude) pertenecen a empresas de EE. UU. (Bloomberg, 2025).
España, al posicionarse como uno de los nodos principales, parece ganar peso político. Sin embargo, la pregunta central sigue en pie: ¿tiene Europa la masa crítica de talento, inversión privada y riesgo emprendedor para convertir estas infraestructuras en innovación comercial real?
El riesgo es que el continente repita un patrón que ya ha sufrido en el pasado: crear estructuras públicas que acaban subutilizadas o burocratizadas. Según datos del European AI Observatory, más del 40 % de las inversiones europeas en digitalización entre 2020 y 2024 no generaron retornos empresariales sostenibles (European Commission, 2025).
“Europa confunde regulación con innovación”, declaró un exdirectivo de Google DeepMind en una conferencia en Berlín. “Los europeos quieren construir IA sin aceptar el costo del riesgo. Pero sin riesgo, no hay revolución tecnológica” (TechCrunch, 2025).
España: líder regional o peón europeo
En el contexto ibérico, España se ha convertido en laboratorio de la política tecnológica de Bruselas. Ya cuenta con una primera factoría de IA en Granada y con centros de datos en Aragón y Madrid gestionados por multinacionales como Amazon Web Services y Microsoft.
La estrategia nacional de IA —dotada con 600 millones de euros hasta 2026— busca convertir al país en referente del sur de Europa. Pero los datos muestran una realidad ambivalente: el 78 % de las startups de IA españolas no generan beneficios, y solo un 5 % exporta servicios (Expansión, 2025).
Esto plantea una contradicción evidente: España está construyendo la infraestructura del futuro, pero no está produciendo empresas que vivan de ella.
En palabras del economista Carlos Sebastián, “España es buena gestionando fondos europeos, pero no tanto en transformar subvenciones en productividad” (El País, 2025).
El espejismo de la “IA pública”
El modelo europeo de IA se diferencia del estadounidense no solo en escala, sino en espíritu. Mientras que en EE.UU. los proyectos surgen del sector privado y luego el Estado regula, en Europa ocurre al revés: el Estado crea primero la estructura y espera que el mercado se sume.
Esta lógica, aunque socialmente más equitativa, puede limitar la velocidad de desarrollo.
Los gigantes tecnológicos avanzan en ciclos de semanas; las factorías europeas dependen de presupuestos plurianuales, comités técnicos y reglamentos de contratación.
“La IA europea está diseñada para no asustar a nadie. Pero la tecnología que no asusta, no transforma”, ironizó un investigador de la Universidad Politécnica de Madrid (Forbes España, 2025).
Además, la obsesión por la ética y la transparencia —valores fundamentales, sin duda— ha derivado en una burocratización de la innovación, donde cada paso requiere certificaciones, auditorías y comités, mientras los competidores globales iteran y lanzan productos sin freno.
Oportunidad o espejismo
España puede ser un actor relevante en la IA europea si convierte esta infraestructura en un ecosistema autosuficiente.
Pero para eso necesita tres condiciones que hoy no se cumplen:
- Más inversión privada en empresas deeptech.
- Menos dependencia de fondos públicos.
- Capacidad de transferencia tecnológica desde la academia a la industria.
Sin esos elementos, las factorías de IA corren el riesgo de ser monumentos tecnológicos: instalaciones costosas que simbolizan progreso pero que no generan valor económico directo.
En última instancia, el desafío no es solo técnico, sino filosófico.
Europa debe decidir si quiere ser consumidora o creadora de tecnología. Y España, si quiere liderar o simplemente ejecutar los proyectos que otros diseñan.
Conclusión: entre la soberanía y la dependencia
La segunda factoría de inteligencia artificial en España simboliza la ambición europea de autonomía digital, pero también expone su talón de Aquiles: la dependencia estructural de financiación pública y la falta de un tejido privado fuerte.
El avance es innegable, pero la pregunta es inevitable:
¿Está España construyendo su futuro tecnológico o simplemente alquilando el futuro de Europa?
Referencias
Bloomberg. (2025, 6 de octubre). Europe’s AI strategy faces challenge from US and China dominance. Bloomberg Technology. https://www.bloomberg.com/news/articles/2025-10-06/europe-ai-strategy-challenges
El Confidencial. (2025, 10 de octubre). España recibe una segunda factoría de IA con apoyo europeo de 82 millones. El Confidencial Economía. https://www.elconfidencial.com/tecnologia/2025-10-10/espana-factorias-ia-europa_3971625/
El País. (2025, 10 de octubre). Bruselas adjudica a España una segunda factoría de inteligencia artificial con una inversión de 82 millones. El País Economía Digital. https://elpais.com/economia/2025-10-10/bruselas-adjudica-a-espana-una-segunda-factoria-de-ia-con-una-inversion-de-82-millones.html
European Commission. (2025). European AI Observatory – Investment Report 2025. Directorate-General for Communications Networks, Content and Technology (DG CONNECT). https://digital-strategy.ec.europa.eu
Expansión. (2025, 8 de octubre). España impulsa su estrategia nacional de inteligencia artificial con 600 millones hasta 2026. Expansión Digital. https://www.expansion.com/economia-digital/2025/10/08/65227145e5fddf3f418b46a.html
Forbes España. (2025, 11 de octubre). Factorías de IA: la nueva frontera tecnológica europea entre subvenciones y soberanía. Forbes España. https://forbes.es/economia/808512/factorias-ia-espana-europa/
TechCrunch. (2025, 10 de octubre). EU’s “ethical AI” dilemma: slow progress in a fast world. TechCrunch Europe Edition. https://techcrunch.com/2025/10/10/eu-ethical-ai-dilemma
La Vanguardia. (2025, 10 de octubre). La ministra de Transformación Digital celebra la adjudicación de la segunda factoría de IA europea en España. La Vanguardia Tecnología. https://www.lavanguardia.com/tecnologia