Así lo plantea la OCDE sobre las Políticas Activas de Empleo

Hay que Gastar con Cabeza

El mercado laboral español, a pesar de su dinamismo reciente en la creación de puestos de trabajo (aunque la calidad de estos mismos deja mucho que desear), aún presenta retos estructurales importantes.

Gastar con cabeza
Gastar con cabeza 24h

Uno de los puntos que reflejan una mayor debilidad en el mercado laboral español esta relacionado con la coordinación y la eficacia de sus Políticas Activas de Empleo (PAE). Así lo subraya el reciente informe de la OCDE que se centra en estudiar cuantitativamente (según sus números) treinta y ocho programas de PAE implementados en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) de España. Estos mismos son gestionados tanto por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) como por los servicios regionales.

Se abarcan nueve criterios en el estudio que cubren todo el ciclo de vida de las políticas de empleo. Desde el diseño inicial basado en evidencias hasta la ejecución, pasando por la monitorización y la evaluación final para la toma de decisiones. La OCDE identifica tanto las buenas prácticas observadas en las diferentes comunidades autónomas como los desafíos persistentes. El objetivo fundamental es proporcionar recomendaciones específicas que permitan el aprendizaje mutuo entre regiones y guíen el desarrollo futuro del Sistema Nacional de Empleo español.

Áreas críticas

La mayor parte de las políticas activas de empleo sufren de una fragilidad en su diseño, lo que compromete su posterior implementación y evaluación. Un aspecto central es la falta de una «Teoría del Cambio», la cual debería explicar cómo y por qué se espera que un programa funcione. Esta misma no está apropiadamente definida para muchos programas, lo que significa que a menudo no queda claro exactamente cómo la actividad propuesta llevará al resultado deseado, dificultando la medición precisa de su impacto real. La planificación debería ser más sólida y estar más ligada a las necesidades reales y a la evidencia empírica sobre lo que funciona.

En cuanto a la ejecución, se detectan problemas en el alcance o la dificultad para llegar a los beneficiarios que más lo necesitan, especialmente aquellos que están más alejados del mercado laboral o que pertenecen a colectivos vulnerables. La orientación profesional, pilar vital de cualquier PAE eficaz, muestra disparidades. Las herramientas de perfilado estadístico (sistemas para clasificar a los desempleados según sus posibilidades de encontrar trabajo) no siempre se utilizan de manera homogénea o se integran completamente en la práctica diaria de los orientadores. Además, la colaboración público-privada es un área que necesita un impulso significativo, ya que la implicación de empresas privadas, el motor de la creación de empleo, en el diseño y ejecución de los programas es crucial para garantizar que las habilidades adquiridas se ajusten a la demanda del mercado.

La parte de monitorización y evaluación es probablemente la más débil del ciclo, según el análisis de la OCDE. Sin una evaluación de impacto rigurosa y sistemática, es imposible saber si un programa realmente funciona o si el éxito aparente se debe a otros factores (como el efecto placebo). El informe recomienda adoptar evaluaciones contrafactuales para determinar la causa-efecto real de las PAE. Este método busca comparar los resultados de los participantes con los de un grupo de control similar que no recibió el programa, lo cual ayudaría a justificar la inversión de fondos públicos.

La inversión ineficaz lastra el crecimiento

Cuando las políticas activas de empleo son ineficaces, el dinero público invertido no se traduce en una mejora significativa de la empleabilidad ni en una reducción estructural del paro. Esta situación genera un coste de oportunidad alto, ya que, si un programa de formación cuesta miles de euros por desempleado y no consigue insertarlo en el mercado, esos recursos podrían haberse destinado a otras inversiones más productivas, como infraestructuras o I+D.

Una PAE débil contribuye a mantener una alta tasa de paro estructural, especialmente entre jóvenes y mayores de cincuenta años, y a perpetuar el problema de la desconexión entre la oferta y la demanda de habilidades. Esto frena la productividad general de la economía española y contribuye a un mercado laboral donde los trabajadores no tienen las habilidades que las empresas necesitan. Este fenómeno se convierte en un lastre para el crecimiento a largo plazo. Por el contrario, la optimización de estas políticas, mediante el uso de la evidencia para centrar los fondos en lo que funciona, permitiría maximizar el retorno de la inversión social. Yendo más allá, una mejora en la eficacia de las PAE elevaría la capacidad productiva de la economía, lo cual facilitaría las transiciones laborales más rápidas y eficaces, y reduciría la carga económica del desempleo.

Los tres pilares propuestos por la OCDE

Las recomendaciones para reformar el Sistema Español de Empleo se centran en tres pilares: el uso de datos, la gestión de la calidad y la coordinación entre administraciones.

  1. Uso de datos: Es necesario integrar más profundamente el uso de datos y la evidencia científica en el diseño de los programas. Esto implica utilizar los datos de mercado laboral en tiempo real para anticipar las necesidades de habilidades y diseñar programas de formación a medida, asegurando que la formación recibida tenga valor real en el puesto de trabajo.
  2. Gestión de la calidad: Mejorar la calidad de la ejecución y la prestación de servicios es un punto clave. La OCDE propone estandarizar los procesos de orientación y el uso de las herramientas de perfilado en todo el territorio nacional. Por ende, garantizando que todos los desempleados, independientemente de su región, reciban una atención de alta calidad. Es crucial capacitar mejor a los orientadores y establecer mecanismos de colaboración transparente y eficiente con el sector privado.
  3. Coordinación entre administraciones: La gobernanza de las PAE debe revisarse para abordar la falta de coordinación entre el SEPE (el organismo estatal que financia) y los servicios públicos de empleo autonómicos (los que gestionan las PAR). El cual es un problema crónico en el modelo descentralizado español. La OCDE recomienda implementar acuerdos de colaboración más claros y mecanismos de monitorización conjunta que permitan rendir cuentas sobre la consecución de objetivos comunes, mejorando así la sinergia del sistema.

Referencias:

OECD (2025), Improving Active Labour Market Policies in Spain: Lessons from a Qualitative Assessment, Connecting People with Jobs, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/745e0cdd-en.

Banco de España (2024), El mercado de trabajo español: situación actual, tendencias estructurales y políticas de empleo. https://www.bde.es/f/webbe/GAP/Secciones/SalaPrensa/IntervencionesPublicas/DirectoresGenerales/economia/Arc/Fic/IIPP-2024-04-23-gavilan1-es-or.pdf