Deuda nominal aumenta pero el ratio cae.

¿Estamos pagando la deuda?

El endeudamiento relativo (con el PIB) ha visto una mejora pero el valor nominal se incrementa. ¿Se resuelve el problema de la deuda o solo se reduce la carga relativa?

Endeudamiento
Endeudamiento 24h

La fotografía española de la deuda

La deuda consolidada conjunta de empresas y hogares alcanzó en junio de 2025 los 1.741 miles de millones de euros, lo que supone un incremento del 2% respecto al mismo trimestre del año anterior. Sin embargo, en relación con el PIB la ratio conjunta descendió hasta el 106,5% desde el 110,5% de un año antes. El dato es relevante porque sitúa la deuda agregada en niveles menores en proporción al PIB, un rasgo que el Banco de España subraya como una trayectoria de moderación de la ratio de deuda.

Desagregando, la deuda de las sociedades no financieras respecto al ratio sobre el PIB se redujo al 62,5%, un nivel no visto desde 2001 (si se excluye la deuda interempresarial). La deuda de los hogares también cayo respecto al PIB a un 44% (desde el 45,4% un año antes), niveles que tampoco se observaban desde el año 2000. Es decir, aunque la deuda nominal sube en términos interanuales, la expansión del denominador (PIB) y las revalorizaciones de activos hacen que las ratios relativas disminuyan.

En paralelo, la riqueza financiera bruta de los hogares españoles mostró un incremento notable con un aumento de un 7,8% respecto al año anterior, impulsado por la revalorización y adquisiciones de netas acumuladas. La composición de esos activos mantiene a efectivo y depósitos como el instrumento mayoritario (34,4% del total), seguido de participaciones en capital (31,7%), fondos de inversión (16,6%) y seguros y fondos de pensiones (11,8%). No obstante, el peso relativo de efectivo y depósitos se redujo ligeramente (-1,5 puntos porcentuales), mientras que las participaciones en capital y en fondos aumentaron su proporción, indicando una ligera transición hacia activos con mayor dependencia de los mercados. La riqueza financiera neta (activos menos pasivos) también incremento un 9,3% respecto al año anterior y representó el 152,8% del PIB.

¿Quién financia a quién?

Las cuentas financieras también ofrecen un mapa de flujos entre sectores en el cual el resto del mundo y las Administraciones Públicas aparecen como receptores de los fondos netos. Por otro lado, los hogares y sociedades no financieras mantienen saldos netos con proveedores en distinto grado. Además, el Banco de España destaca que las instituciones financieras han desempeñado un papel relevante en la intermediación y que se ha observado un aumento de los flujos desde hogares hacia el exterior. Estos movimientos indican un entorno financiero en el que el ahorro doméstico y la liquidez de las instituciones siguen canalizándose hacia distintos destinos, incluidos mercados internacionales y financiación pública.

Análisis: implicaciones económicas y pistas para la inversión pública y privada

La mejora del patrimonio neto de los hogares y la mayor presencia relativa de activos financieros en capital y fondos de inversión ofrecen a las familias una mayor capacidad de absorción de riesgos y, potencialmente, mayor disposición a apoyar inversiones de mayor rentabilidad/riesgo. Esto podría traducirse en una facilitación de la financiación privada de proyectos productivos a medio plazo con una tendencia hacia los proyectos de infraestructura y de transición energética.

La moderación de las ratios de deuda en relación con el PIB aporta mayor espacio fiscal relativo y financiación para la inversión pública orientada a políticas productivas. La reducción de la intensidad de endeudamiento de empresas y hogares, aun cuando la deuda nominal aumente, coloca a las Administraciones Públicas en una posición relativamente más cómoda para explorar inversiones en infraestructuras, digitalización o transición energética sin que ello suponga un empeoramiento automático de las vulnerabilidades macroeconómicas, siempre que la política fiscal se gestione con prudencia. Esta conclusión se apoya en la caída de la ratio conjunta deuda/PIB observada en España y en la moderación general señalada por el BCE.

La preferencia aún elevada por efectivo y depósitos (aunque con una ligera reducción) sugiere que parte del ahorro doméstico sigue siendo líquido y conservador. Para los gestores privados y promotores de proyectos esto implica la necesidad de diseñar instrumentos que combinen seguridad con rentabilidades atractivas y cierta liquidez para atraer a ahorradores reacios al riesgo. Asimismo, incorporar campañas de educación financiera que expliquen alternativas para volver estas opciones más atractivas. De forma complementaria, el aumento relativo de la inversión en fondos abre una ventana para productos financieros orientados a actividades de inversión sostenibles o de largo plazo.

Finalmente, los flujos intersectoriales que muestran al resto del mundo y a las administraciones como receptoras netas de fondos ponen de relieve la importancia de mantener condiciones de financiación estables para que la demanda externa y la financiación pública no compitan de forma desordenada con la inversión privada. Una coordinación entre política monetaria, fiscal y regulación financiera seguirá siendo necesaria para asegurar que la moderación de deuda se traduzca en crecimiento sostenido y en mejoras en la productividad.