Giorgia Meloni está preparándose para responder a los ataques de Pedro Sánchez.
El efecto de la «casi crisis diplomática» entre Italia y España, que estalló cuando el presidente del Gobierno calificó de «reaccionario» al ejecutivo del país transalpino, no se ha disipado del todo. Al contrario, se podrán fortalecer de cara a las elecciones europeas, desvela ‘The Objective’.
Italia es consciente, al igual que España, que las relaciones comerciales entre ambos son demasiado importantes y no peligran, pero a nivel político los representantes del gobierno de Giorgia Meloni creen que el ataque de Sánchez no es fortuito, y se preparan para más choques de aquí a las celebraciones de los comicios europeos de junio.
Sánchez sorprendió al Gobierno italiano cuando afirmó a finales de noviembre, todavía ejerciendo como presidente del Consejo Europeo, que en Italia existe un gobierno de «extrema derecha». Enjauló al ejecutivo de Meloni dentro de la «avanzada de gobiernos reaccionarios», que cuestionan, entre otras cosas, la participación de las mujeres en la vida social y política. Las palabras del presidente español despertaron la reacción inmediata de dos pesos pesados del equipo de Meloni: el responsable de Exteriores, Antonio Tajani (que recibió el Premio Princesa de Asturias de la Concordia en 2017), y el de Agricultura, Francesco Lollobrigida.
La prensa italiana habló del peligro de un conflicto diplomático entre ambos países, aunque a nivel gubernamental italiano prefieren circunscribir el «conflicto» al ámbito de la política de partidos. Meloni tiene la ambición de desligar su partido, Fratelli d’Italia, del grupo de la derecha más dura europea. Aunque la presidenta mantiene estrechos vínculos con Santiago Abascal, a quien invitó en el último congreso de Fratelli d’Italia, Meloni quiere canibalizar el espacio político dejado libre por el partido de Silvio Berlusconi y enfocar su campaña electoral en el marco de una derecha conservadora pero reformista, y menos críticas con la Unión Europea que hace unos años, cuando llegaba a plantear un referéndum sobre el Euro.
Comisión de Venecia
El contexto de posibles cambios en la Comisión Europea ha llevado a Meloni a moderar sus planteamientos. Las declaraciones de Sánchez se han interpretado como un ataque de precampaña contra una facción rival, pero lanzado sin previo aviso y con dudosa elegancia diplomática. Con la salida del Reino Unido, se dice que Italia busca aumentar su peso en Bruselas. Meloni trató de bloquear el nombramiento de Nadia Calviño en el Banco Europeo de Inversiones, y la disputa podría continuar. Tajani, que fue presidente de la Eurocámara, mantiene influencia y contactos, y se plantea la posibilidad de que los italianos busquen que la UE se pronuncie de manera crítica sobre la amnistía a Carles Puigdemont antes de junio.
La comisión de Venecia, dependiente del Consejo de Europa, evaluará la ley de amnistía propuesta por Sánchez tras la solicitud del Senado. Este organismo no está vinculado a las instituciones de la UE pero tiene prestigio internacional. La evaluación de expertos independientes en derecho constitucional podría representar un revés para Sánchez en su intento de legitimar un cambio de rumbo sobre Cataluña en 2017. El problema central persiste: determinar si la amnistía a los acusados del procés podría considerarse como una violación del principio de igualdad ante la ley, un fundamento de la Unión Europea.
A pesar de los esfuerzos de los defensores de Sánchez para asegurar que su imagen en la UE no se ha visto afectada por sus recientes decisiones, hay percepciones en círculos diplomáticos madrileños de que la estrella del socialista comienza a perder brillo. Esto incluye la polémica decisión de adelantar las elecciones generales durante el semestre europeo, la devolución de protagonismo e internacionalización a Carles Puigdemont y el choque con Israel, con agradecimientos explícitos de Hamás.