La ‘fiesta socialista’ podrá amargarse repentinamente.
A pesar de que Pedro Sánchez considera que todas las cartas están a su favor y negó la posibilidad de celebrar unas nuevas elecciones generales, una ‘jugada’ de Alberto Núñez Feijóo podría desbaratar los planes del PSOE-Sumar.
Según indica el diario ‘The Objective’, una de las opciones en las que va a trabajar Alberto Núñez Feijóo ahora pasa por neutralizar al PNV para que tampoco se entregue a devaneos con el bloque de izquierdas en el que Bildu constituye una de sus principales fuerzas tractoras.
Para dejar en ‘jaque’ al presidente del Partido Nacionalista Vasco (PNV), Andoni Ortúzar, el jefe de los populares buscaría la inestimable ayuda la colaboración de las grandes corporaciones empresariales arraigadas en el territorio vasco, como son especialmente Iberdrola y Repsol.
El citado medio recalca que:
“La intención de la cúpula del Partido Popular, en la que no todos confían pero que muchos entienden como último recurso, pasa por buscar el amparo del presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, y el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, para que hagan valer su capacidad de persuasión en las más altas instancias del Euskadi Buru Batzar (EEE), el órgano desde el que se ejerce el mando y control del PNV. Y el objetivo perseguido sería garantizar que el PNV no apoyará una investidura de Sánchez, con lo que se complicarían sus opciones de salir reelegido”.
Tanto el presidente de Iberdrola como el consejero delegado de Repsol tienen sobrados motivos para hacer entrar en razón a la cúpula de la formación nacionalista acerca del peligro que supondría para la estabilidad política y económica el hecho de dar nueva vida a un Gobierno Frankenstein en España.
Ambos empresarios mantienen una buena relación con la cúpula del partido ‘jeltzale’. De hecho, y sin ir más lejos, Imaz fue presidente del PNV entre 2004 y 2008, el cargo más alto del partido, y con más influencia en el organigrama que el propio lehendakari. Por otro lado, no es un secreto la buena sintonía que mantiene Galán con Urkullu.
Iberdrola, con su presidente al frente, ha sido una de las voces que más ha criticado las políticas llevadas a cabo en el mercado energético por la vicepresidenta Teresa Ribera. Del mismo modo, Repsol saltó también a la palestra para poner en cuestión los dogmas con que la ministra de Transición Ecológica se presentó en sociedad atacando el negocio básico de las empresas petroleras. Así, en plena campaña electoral, Ribera lanzó un dardo en una entrevista con el presidente Sánchez contra Galán asegurando que «había hecho una roadshow por el mundo poniendo verdes al Gobierno».
Hoy ambas energéticas están soportando un impuesto contra los llamados ‘beneficios caídos del cielo’, con el que el Ejecutivo pretende recaudar 2.000 millones de euros en los próximos dos años. Además, desde 2021 existe una ley contra la minoración de ingresos de algunas tecnologías, que aprobó el Ejecutivo un año antes de lo que estipuló Europa y que debía haber finalizado el pasado mes de junio.