El concepto de “Poliarquía” de Dahl está sustentado por ocho principios o presupuestos. En primer lugar, cabe destacar que debemos distinguir dos etapas: la etapa de elección y la etapa interelectoral.
Durante el periodo de votación (etapa electoral), para estar ante una verdadera democracia poliárquica, deberíamos comprobar en qué medida se dan estos presupuestos:
- Cada miembro de la organización debe poder expresar sus preferencias entre las alternativas previstas (ejemplo: votar).
- El peso asignado a la elección de cada individuo (tras efectuar el voto) debe ser idéntico.
- La alternativa con mayor número de votos se debe proclamar la ganadora.
El propio Robert Dahl asegura que la “esencia de toda política competitiva es, aproximadamente, el soborno del electorado por parte de los políticos”.
Continuando con los presupuestos que definen el concepto de “Poliarquía”, cabe destacar otra etapa fundamental: el período previo a la votación. En esta etapa, se deben maximizar estos presupuestos:
- Cualquier miembro que perciba un conjunto de alternativas, debe poder elegir la que más o las que más prefiere entre las seleccionadas para la votación.
- Todos los individuos deben poseer la misma información sobre las alternativas.
Como explicita el propio Dahl, a primera vista, los cinco condiciones anteriores pudieran parecer suficientes para alcanzar la aplicación de la “regla” y, por tanto, alcanzar una situación idónea de poliarquía. Sin embargo, un régimen puede permitir que se den los anteriores cinco presupuestos y, tras la votación, hacer que luego se limitasen o ignorasen los resultados. Para evitar esto, Dahl propone que se maximicen -además de los cinco anteriores- estos principios en el periodo posterior a las elecciones:
- Las alternativas (políticas o dirigentes) con mayor número de votos deben poder desplazar a todas las alternativas con menos votos.
- Las órdenes de los cargos electos deben ser cumplidas.
- Todas las decisiones interelectorales deben estar subordinadas a las establecidas durante la etapa de elección o, en todo caso, las nuevas decisiones adoptadas en la etapa interelectoral deben estar regidas por los siete principios precedentes o, en el mejor de los casos, se deben cumplir ambas cosas.
Si se cumplen estos ochos principios entonces, según Dahl, estaremos alcanzando el máximo nivel de igualdad y de soberanía popular. Sin embargo, Dahl también opina que ninguna organización humana ha cumplido jamás -ni es probable que cumpla- estas ocho condiciones en su totalidad.
¿Es la propuesta de Dahl una propuesta teórica o empírica?
Para poder responder a esta pregunta basta con tener en cuenta la pregunta que Dahl intenta responder y el enfoque que da en este texto al concepto de Poliarquía.
En primer lugar, cabe decir que la pregunta que se plantea Dahl es esta: ¿Cuáles son las condiciones necesarias y suficientes para maximizar la democracia en el mundo real? Esta pregunta ya nos da a entender el claro carácter empírico que Dahl pretende incluir en su análisis.
Asimismo, desde un primer momento, Dahl propone cuantificar y medir en qué cantidad se dan los presupuestos para alcanzar una verdadera situación de democracia poliárquica. Vemos a lo largo de todo el texto el deseo de Dahl de “comprobar” -pág.80-, “buscar las condiciones necesarias y suficientes” -pág. 85-, “establecer ocho condiciones más o menos observables” -pág. 86-… estas pretensiones de deben enmarcar claramente dentro de un marco empírico.
Sin embargo, para concluir, hemos de decir que, quizás, la primera parte del texto (en la que expone los principios sustentantes del concepto de poliarquía) es más normativa, pues Dahl reconoce que estos ocho principios -comentados en el ejercicio 1- no se encuentran ni se encontrarán en ninguna organización humana. La segunda parte del texto, por su parte, nos habla de los ocho principios que verdaderamente sí que se pueden econtrar, observar y cuantificar en el mundo actual; por lo que estaríamos ante una parte más empírica que hace alusión a referentes empíricos observables en el mundo actual. Sea como sea, el correcto análisis debe ser que: la pretensión de Dahl es claramente empírica y tiene por objetivo darnos unas herramientas (un instrumento) que nos permita discernir qué organizaciones humanas son poliárquicas y cuáles no y en qué grado.
Así, los requisitos fundamentales para que un sistema político pueda ser considerado democrático son: la convocatoria regular de elecciones, limpias, en las que haya sufragio universal, secreto e igual para todos, y con neutralidad por parte del gobierno en la organización del proceso; la libertad de expresión y oposición de los ciudadanos; la libertad de prensa y de información; el sometimiento a la ley de todos los ciudadanos por igual (Estado de derecho) y el respeto a los derechos humanos de los individuos.