En los años 60 y 70 comienzan a triunfar la aplicación de teorías que provienen de la economía. La elección racional trata, así, de explicar postulados y técnicas propias de la disciplina económica en la Ciencia Política.
Anthony Downs, en el año 1957, publica An economic Theory of democracy que trataba de introducir postulados económicos en política.
Otros autores de esta tendencia fueron:
- Kenreth Arrow
- Mancur Olson
- William Riker
La elección racional parte del supuesto de que cuando nos comportamos en política -o incluso en las elecciones- nos comportamos racionalmente como Actores Políticos (individuales o colectivos), cuando tomamos decisiones tratamos de escoger la opción que nos aporta más utilidad (que se basa en una serie de intereses). Así, ante una serie de elementos que puedo escoger, lo haremos por medio de prioridades y preferencias, estas preferencias se ordenan por la utilidad y la utilidad está íntimamente relacionada con el análisis costo-beneficio.
Con la Elección Racional surge la Teoría de Juegos. La teoría de juegos se ha convertido en una herramienta sumamente importante para la teoría económica y ha contribuido a comprender más adecuadamente la conducta humana frente a la toma de decisiones.
El ‘dilema del prisionero’
Con ella se introduce el “dilema del prisionero”, se trata de un problema fundamental de la teoría de juegos que muestra que dos personas pueden no cooperar incluso si ello va en contra del interés de ambas.
La enunciación clásica del dilema del prisionero es:
La policía arresta a dos sospechosos. No hay pruebas suficientes para condenarlos y, tras haberlos separado, los visita a cada uno y les ofrece el mismo trato. Si uno confiesa y su cómplice no, el cómplice será condenado a la pena total, diez años, y el primero será liberado. Si uno calla y el cómplice confiesa, el primero recibirá esa pena y será el cómplice quien salga libre. Si ambos confiesan, ambos serán condenados a seis años. Si ambos lo niegan, todo lo que podrán hacer será encerrarlos durante un año por un cargo menor.
Lo que puede resumirse como:
Tú confiesas | Tú lo niegas | |
Él confiesa | Ambos son condenados a 6 años. | Tú eres condenado a 10 años y él sale libre. |
Él lo niega | Él es condenado a 10 años y tú sales libre. | Ambos son condenados a 1 año. |
Vamos a suponer que ambos prisioneros son completamente egoístas y su única meta es reducir su propia estancia en la cárcel. Como prisioneros tienen dos opciones: cooperar con su cómplice y permanecer callado, o traicionar a su cómplice y confesar. El resultado de cada elección depende de la elección del cómplice. Por desgracia, uno no conoce qué ha elegido hacer el otro. Incluso si pudiesen hablar entre sí, no podrían estar seguros de confiar mutuamente.
Si uno espera que el cómplice escoja cooperar con él y permanecer en silencio, la opción óptima para el primero sería confesar, lo que significaría que sería liberado inmediatamente, mientras el cómplice tendrá que cumplir una condena de 10 años. Si espera que su cómplice decida confesar, la mejor opción es confesar también, ya que al menos no recibirá la condena completa de 10 años, y sólo tendrá que esperar 6, al igual que el cómplice. Y, sin embargo, si ambos decidiesen cooperar y permanecer en silencio, ambos serían liberados en sólo 1 año.
Confesar es una estrategia dominante para ambos jugadores. Sea cual sea la elección del otro jugador, pueden reducir siempre su sentencia confesando.
Si se razona desde la perspectiva del interés óptimo del grupo (de los dos prisioneros), el resultado correcto sería que ambos lo negaran, ya que esto reduciría el tiempo total de condena del grupo a un total de dos años. Cualquier otra decisión sería peor para ambos si se consideran conjuntamente. A pesar de ello, si siguen sus propios intereses egoístas, cada uno de los dos prisioneros recibirá una sentencia dura.
El equilibrio de Nash
De esto se puede deducir el Equilibrio de Nash, que dice que los actores no modifican sus decisiones unilateralmente sino que tenemos en cuenta las decisiones que toman otros actores, llegando así al equilibrio. Ningún jugador tiene incentivos para modificar unilateralmente su posición, pues no sacarían provecho si solo modifican ellos su posición, no obtendrán un beneficio.
Así, el dilema del prisionero, según el Equilibrio de Nash, es un resultado subóptimo pues ambos (A y B) elegirán confesar y cada uno irá a muchos años de cárcel, cuando la solución óptima sería que ninguno confesara. Pero como el A está condicionado por lo que diga B y viceversa, ambos elegirán confesar porque no se cambian decisiones unilateralmente.
El mayor aporte de la Elección Racional es llevar la Ciencia Política al extremo positivista, tratan, incluso, de convertir la Política en una ciencia pura.
Los racionalistas creen que las emociones no influyen en la decisión política, es decir, se basa únicamente en el positivismo de la Ciencia Política.