España se ha convertido, una vez más, en la excepción optimista de Europa. Mientras Alemania coquetea con la recesión y Francia revisa a la baja sus proyecciones, la economía española crece a un ritmo que desafía el entorno continental. Según los últimos datos del INE (2025), el PIB aumentó un 0,8 % en el segundo trimestre y acumula un avance del 1,4 % en la primera mitad del año, cifras que, anualizadas, colocan a España entre las economías más dinámicas de la eurozona.
El Gobierno ha aprovechado el dato para reafirmar su narrativa: España es un ejemplo de resiliencia y política económica eficaz. Sin embargo, tras los titulares optimistas, los analistas advierten que el crecimiento se apoya en bases frágiles. La combinación de gasto público elevado, baja inversión productiva y estancamiento industrial amenaza con convertir este impulso en un espejismo de corto plazo.
La economía del rebote: turismo, consumo y deuda
El principal motor del crecimiento español sigue siendo el turismo, que alcanzó cifras récord en el verano de 2025 con más de 40 millones de visitantes en seis meses (Exceltur, 2025). A esto se suma un repunte del consumo interno, impulsado por el aumento del empleo y las políticas de apoyo fiscal.
El problema, como advierte el economista José Carlos Díez (2024), es que este patrón reproduce el modelo previo a la pandemia: “España crece cuando gasta, no cuando produce.” El país se beneficia de su atractivo turístico y del gasto público europeo, pero no ha diversificado su base productiva.
Los fondos Next Generation EU, que pretendían transformar el tejido industrial y digital, siguen sin traducirse en una productividad tangible. Según el Banco de España (2025), solo un 38 % de los fondos adjudicados ha sido efectivamente ejecutado, y una parte sustancial se destina a proyectos de bajo retorno económico.
Productividad: el talón de Aquiles que no cicatriza
La productividad laboral es el termómetro que mide la calidad del crecimiento. En España, ese indicador se ha mantenido prácticamente estancado durante dos décadas. Entre 2000 y 2024, la productividad por hora trabajada creció un 0,3 % anual, frente al 1 % de la media europea (Eurostat, 2025).
Las causas son estructurales: predominio de microempresas, escasa inversión en innovación, exceso de burocracia y un sistema fiscal que castiga la escala y la eficiencia.
El economista Xavier Vives (2024) lo resume así: “España no tiene un problema de crecimiento, sino de estructura”. Puede correr más que sus vecinos, pero con las piernas rotas.”
Esa debilidad se refleja también en el tejido industrial. El peso de la industria en el PIB español ha caído del 16 % al 13 % en la última década, mientras el sector servicios concentra más del 75 % de la actividad económica (Ministerio de Economía, 2025).
Sin un cambio de modelo productivo, el crecimiento actual podría ser estadísticamente brillante, pero económicamente estéril.
El espejismo laboral: empleo abundante, valor añadido escaso
El mercado laboral español sigue arrojando cifras récord de afiliación, con más de 21 millones de trabajadores registrados. No obstante, la calidad del empleo sigue siendo motivo de preocupación.
Según la OCDE (2025), el 28 % de los contratos firmados en 2025 son temporales, y el salario medio apenas supera los 2.200 euros brutos mensuales, muy por debajo de la media europea. Además, el crecimiento del empleo se concentra en sectores de bajo valor añadido —turismo, hostelería y administración pública—, mientras las profesiones tecnológicas y manufactureras avanzadas siguen escaseando.
El economista Juan Ramón Rallo (2024) sostiene que “España está creando empleo estadístico, no empleo productivo”. Las cifras suben, pero la riqueza por trabajador no.”
Este patrón genera un círculo vicioso: más empleo precario implica menor productividad, lo que a su vez perpetúa la baja calidad del crecimiento.
La deuda pública: crecimiento hipotecado
El otro gran pilar del crecimiento español es el gasto público. En 2025, el déficit presupuestario ronda el 3,5 % del PIB, mientras la deuda pública supera el 109 %, uno de los niveles más altos de la eurozona (Eurostat, 2025).
El Banco Central Europeo (2025) ha advertido de que el fin de las políticas monetarias ultraexpansivas elevará el coste de la deuda, que ya consume el 10 % del presupuesto nacional.
A corto plazo, el gasto público sostiene el consumo y la inversión, pero a costa de hipotecar el margen fiscal futuro. La Comisión Europea (2025) ha exigido a España un plan creíble de consolidación presupuestaria antes de 2027, algo que exigirá recortes o subidas de impuestos.
Como señala el analista Jean Pisani-Ferry (2022), “Europa vive una falsa prosperidad financiada por crédito barato”. Cuando suban los tipos, la narrativa se derrumbará.”
Europa mira con escepticismo el milagro español
La divergencia entre España y el resto de Europa ha generado sorpresa en Bruselas y Berlín. Mientras Alemania y Francia afrontan desaceleraciones, España parece inmune. Pero los organismos internacionales insisten en que el diferencial es coyuntural, no estructural.
El Fondo Monetario Internacional (FMI, 2025) prevé que el crecimiento español se modere al 1,4 % en 2026, en línea con la eurozona. La explicación es simple: la economía europea se enfría y los estímulos fiscales se agotan.
El analista alemán Marcel Fratzscher (2025) advierte que “España está recogiendo los frutos de una política monetaria expansiva, pero no ha sembrado las reformas que garanticen sostenibilidad”.
La inversión privada, en retirada silenciosa
Mientras el Estado gasta más, la inversión privada retrocede. En el primer semestre de 2025, la formación bruta de capital fijo cayó un 2,3 % interanual, afectando especialmente a la construcción y la industria (INE, 2025).
El economista José Ignacio Conde-Ruiz (2025) explica que “la incertidumbre regulatoria y la lentitud administrativa están frenando proyectos empresariales”. El resultado es un crecimiento impulsado por el sector público, pero sin tracción privada.
Además, el endurecimiento de las condiciones de crédito ha reducido la financiación empresarial. Según el Banco de España (2025), el crédito a pymes cayó un 6 % en términos reales durante el primer semestre, el mayor descenso desde 2013.
El espejismo europeo del sur
España no está sola en esta paradoja. Italia y Portugal presentan trayectorias similares: crecen más que el promedio europeo, pero a costa de subsidios, gasto público y fondos comunitarios.
El Instituto Bruegel (2025) advierte que este modelo es insostenible a medio plazo. “El sur de Europa está viviendo una mini edad dorada financiada por Bruselas, pero sin cambios estructurales. Cuando los flujos se detengan, volverán las tensiones fiscales.”
En ese contexto, la fortaleza española puede ser más política que económica. El crecimiento proporciona estabilidad interna y apoyo electoral, pero no resuelve los desafíos de productividad, fiscalidad e innovación.
Conclusión: un país que crece sin transformarse
España se encuentra en un punto de inflexión. Su economía demuestra capacidad de resistencia, pero no de transformación. Crece gracias a factores transitorios —turismo, gasto público, fondos europeos— mientras posterga las reformas que podrían convertir ese crecimiento en desarrollo sostenible.
El verdadero desafío no es mantener el ritmo actual, sino crecer sin endeudarse más y sin depender de estímulos externos.
El país que hoy lidera Europa en crecimiento podría mañana encabezar la lista de los más vulnerables si no cambia su estructura productiva.
El éxito español no debe medirse por su velocidad, sino por su dirección. Y, por ahora, la dirección sigue siendo la del corto plazo.
Referencias
Banco Central Europeo (BCE). (2025). Monetary Policy and Fiscal Sustainability Report 2025. Frankfurt: BCE.
Banco de España. (2025). Informe Económico 2025. Madrid: Banco de España.
Comisión Europea. (2025). Fiscal Policy Coordination in the Euro Area 2025. Bruselas: European Commission.
Conde-Ruiz, J. I. (2025). España: resiliencia o complacencia. Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA).
Díez, J. C. (2024). La economía invisible. Madrid: Deusto.
Eurostat. (2025). Quarterly Economic Indicators Report. Luxemburgo: Oficina de Estadística de la UE.
Exceltur. (2025). Informe de coyuntura turística española 2025. Madrid: Exceltur.
Fondo Monetario Internacional (FMI). (2025). World Economic Outlook: Fall 2025 Edition. Washington, DC: IMF.
Fratzscher, M. (2025). Spain’s Growth and Europe’s Structural Weaknesses. German Economic Review.
INE. (2025). Contabilidad Nacional Trimestral de España (2º trimestre 2025). Madrid: Instituto Nacional de Estadística.
Ministerio de Economía. (2025). Informe de Competitividad y Productividad 2025. Madrid: Gobierno de España.
OCDE. (2025). Employment Outlook 2025. París: OECD Publishing.
Pisani-Ferry, J. (2022). The Green Transition and Europe’s Economic Future. Bruegel Policy Paper.
Rallo, J. R. (2024). Contra el intervencionismo moral: Economía y libertad. Madrid: Deusto.
Vives, X. (2024). Competencia y soberanía industrial en Europa. IESE Insight, Barcelona.
