El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) ha anunciado hoy la novena subida de los tipos de interés en el último año. Los ha incrementado en 25 puntos básicos, llevando los tipos de referencia al 4,25% y la facilidad de depósito al 3,75%, tal como se esperaba por parte del mercado y como la propia institución había adelantado en junio. Con esta medida, los tipos alcanzan el nivel más alto visto nunca en la zona euro desde el 2001.
El BCE continúa haciendo hincapié en que la inflación sigue siendo elevada, especialmente en su versión subyacente, aunque se acerca cada vez más al punto final del intenso proceso de encarecimiento del dinero que comenzó hace justo un año. Aunque no proporciona pistas sobre las próximas decisiones, adelanta que en septiembre habrá opciones para una nueva subida de tipos o para hacer una pausa. Todo dependerá de los datos económicos.
Es notable que, por primera vez en el último año, el BCE no ofrece indicaciones específicas sobre una nueva subida de tipos en la próxima reunión, pero tampoco sugiere que haya alcanzado el nivel deseado para los tipos de interés. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha declarado en una rueda de prensa que el escenario para la cita de septiembre está abierto y que cualquier decisión estará estrictamente condicionada por los indicadores económicos. Lagarde reconoce que en esta ocasión no se menciona la posibilidad de más incrementos de tipos, como se había hecho en reuniones anteriores, y asume que ya no es adecuado anticipar próximas decisiones en ese sentido. La presidenta del BCE también descarta categóricamente una reducción de los tipos de interés.
En el comunicado emitido después de la reunión de hoy, el BCE explica que «la evolución desde la última reunión respalda la expectativa de que la inflación continuará descendiendo durante el resto del año, pero se mantendrá por encima del objetivo durante un período prolongado. Si bien algunos indicadores muestran signos de moderación, la inflación subyacente se mantiene en niveles, en general, elevados».
Aunque la inflación está empezando a mostrar signos de moderación, no es suficiente para relajar la política monetaria. La tasa de inflación general interanual de la zona euro ha descendido seis décimas en junio, situándose en el 5,5% en comparación con el mes anterior (6,1% en mayo). Sin embargo, la tasa de inflación subyacente, que excluye los precios de la energía y los alimentos, ha aumentado en junio hasta el 5,5% desde el 5,3% de mayo. Lagarde ha reconocido abiertamente que la inflación está disminuyendo, pero aún no lo suficiente como para cumplir con el objetivo del 2% de manera homogénea a medio plazo en toda la zona euro. El BCE enfrenta el desafío de lograr ese objetivo en toda la región, con países como España que ya muestran un IPC del 1,9% y otros con tasas aún por encima del 6%, como Alemania. Lagarde ha señalado que están atentos al agregado de la zona euro, dado que la heterogeneidad es evidente.
La inflación subyacente es la referencia clave que el BCE vigila con respecto a los precios, y ya había advertido en junio sobre el impacto en este indicador de los aumentos salariales, especialmente en los costes laborales unitarios. Estos podrían ser un motivo para que los precios no disminuyan al ritmo necesario para que el banco central considere poner fin a las subidas de tipos. A pesar de esto, y como Lagarde ya reconoció en junio, no se han observado efectos de segunda ronda que puedan generar temores sobre una nueva espiral de precios al alza provocada por las subidas salariales.
Si bien la inflación ha sido la razón para elevar los tipos en la reunión de este mes, el panorama para la decisión de septiembre sigue siendo incierto. El mercado tampoco tiene una certeza absoluta y otorga una probabilidad del 52% a una nueva subida de tipos de 25 puntos básicos en septiembre, hasta el 4,5%, que sería la última. Sin embargo, la decisión no será sencilla. La inflación persiste, pero ya muestra signos de moderación, al tiempo que el crecimiento se resiente debido al impacto acumulado de un año de subidas de tipos, que suman un incremento total de 425 puntos básicos, incluida la subida de hoy. La última encuesta del BCE entre las entidades financieras de la zona euro, publicada esta misma semana, muestra un frenazo en la demanda de crédito y una caída de la financiación empresarial a mínimos. El banco central reconoce que la perspectiva económica a corto plazo en la zona euro se ha debilitado, aunque el mercado laboral se mantiene sólido.
Incluso en el ala más estricta del BCE, han surgido voces que muestran prudencia respecto a una nueva subida de tipos en septiembre, especialmente en vista del dato de inflación de junio y la recesión económica que Alemania ya está experimentando. De hecho, según señalan los expertos, el debate dentro del BCE se centra en el tiempo que los tipos de interés tendrán que mantenerse elevados en la zona euro, en territorio restrictivo, más allá de si será necesaria una nueva subida en septiembre o no. En definitiva, el enfoque se centra en cuánto tiempo hogares y empresas deberán enfrentar un alto costo de financiación y cuotas hipotecarias más altas, una situación especialmente desafiante para las economías más endeudadas, como las de España o Italia.
Nadia Gharbi, economista para Europa en Pictet WM, ha declarado: «De momento, aunque hay más indicios de que el endurecimiento se empieza a transmitir en la economía real, la inflación subyacente puede seguir siendo alta y volátil y no perder suficiente impulso para justificar una pausa en la subida de tipos en septiembre. Ahora bien, un nuevo aumento de tipos en septiembre, con la tasa de depósito en el 4%, sería el último en este ciclo».