Luis de Guindos cree que una nueva crisis financiera podrá estallar si no se toman todas las medidas necesarias.
El vicepresidente del Banco Central Europeo pide que se realicen, cuanto antes, reformas que permitan controlar los riesgos generados por la ‘banca en la sombra’, conformados por entes no bancarios como fondos de pensiones o de alto riesgo.
Un tema que abordó con contundencia: “La falta de acción política hoy puede significar la materialización de los riesgos mañana».
El problema radica en que, a partir de la crisis de 2008, los fondos empezaron a aportar más capital a las empresas. En conjunto, las carteras de todos esos instrumentos duplicaron su tamaño (pasando de 15 billones a 31 billones de euros).
Un escenario que ahora preocupa a los expertos: “El mayor papel de las entidades no bancarias ofrece la ventaja de diversificar las fuentes de financiación y, por lo tanto, puede contribuir a garantizar una financiación fluida para la economía real”, precisó Guindos en una conferencia en Fráncfort.
El temor a una nueva crisis financiera es real. Lo demostró con creces la quiebra del fondo Archegos. Y lo volvió a poner de manifiesto la crisis que atravesó en otoño el Reino Unido, cuando los planes de recortes de impuestos de la ex primera ministra Liz Truss inquietó a los mercados. Ahora, el BCE quiere evitar que ocurra lo mismo en otros países.
“El fuerte crecimiento del sector financiero no bancario, especialmente la industria de gestión de activos, durante los últimos 15 años ha ido acompañado de un aumento de los desajustes de liquidez”, precisó Guindos.
El hecho de que los inversores de esos fondos puedan exigir su dinero sin previo aviso, según Guindos, los hacen más vulnerables y crea más presiones sobre la demanda de liquidez. Esta, ha dicho, se ha vuelto “más procíclica”.
Es decir, aumenta en los periodos de tensiones en los mercados financieros. El vicepresidente del BCE ha puesto como ejemplo el periodo de pandemia, cuando esos desajustes de los fondos incrementaron las necesidades de liquidez y “amplificó el estrés en los mercados financieros”.
“No hay razones para la autocomplacencia”, ha agregado Guindos, quien ha advertido de que las vulnerabilidades estructurales por los desajustes de liquidez y el apalancamiento “siguen siendo elevadas a pesar de la reciente reducción de riesgos”.
“Las instituciones financieras bancarias y no bancarias pueden estar estrechamente interconectadas a través de canales de financiación, vínculos de propiedad y exposiciones de riesgo comunes”, ha agregado.
Guindos ha instado a emprender reformas para acotar los riesgos. Primero, a exigir a esas entidades niveles elevados de liquidez en caso de que permitan retirar fondos a diario. También ha pedido a los líderes europeos a priorizar la reforma del sector de los fondos del mercado monetario y a mejorar la “calidad y cobertura de los datos y el intercambio de información” para evaluar los riesgos de apalancamiento de esos fondos.
“La falta de acción política hoy puede significar la materialización de los riesgos mañana. En particular, un marco macroprudencial más completo debería ser una prioridad para garantizar que las entidades no bancarias sean más resilientes y sean capaces de proporcionar una fuente estable de financiación a la economía real tanto en los buenos como en los malos tiempos”, sentenció Guindos.