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Pedro Sánchez: la economía del espejismo — crecimiento sin prosperidad

Como la economía de Sánchez está fracasando.

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Sanchez 24h

Desde que Pedro Sánchez formó su nuevo gobierno en noviembre de 2023, tras una ajustada reelección y con una coalición aún más frágil, España ha vivido un período de contrastes. Por un lado, cifras macroeconómicas que los organismos internacionales aplauden; por otro, una sensación creciente de malestar social, estancamiento real en los salarios y pérdida de poder adquisitivo.
Su narrativa de “éxito económico” parece más un triunfo de comunicación política que de transformación estructural.

El segundo mandato de Sánchez arrancó bajo la promesa de consolidar un modelo económico “más verde, justo y digital”, apoyado en los fondos europeos de recuperación y en la estabilidad lograda tras la pandemia (El Independiente, 2023). Sin embargo, en la práctica, su gestión ha estado marcada por una economía que crece sobre bases frágiles y una sociedad que percibe más desigualdad que prosperidad.
La pregunta central ya no es si España crece, sino para quién lo hace.

  1. El discurso de la “gran economía”

Cuando presentó su nuevo gabinete, Sánchez lo definió como un gobierno “continuista, sólido y de alto perfil político” (El Independiente, 2023). Desde entonces, su estrategia ha sido mantener un relato de confianza, apoyándose en datos macroeconómicos positivos y el aval de organismos internacionales. En enero de 2025, durante el Spain Investors Day, proclamó que España volvería a ser “la mejor economía del mundo”, haciendo referencia a un elogio de The Economist en 2024 (La Moncloa, 2025).

Sin embargo, esa narrativa se apoya más en comparaciones relativas que en mejoras estructurales. España crece más que Alemania o Francia, sí, pero lo hace desde una base más baja, y con una dependencia notable de fondos europeos y gasto público. La recuperación del turismo y el empleo temporal han impulsado los indicadores, pero no han cambiado la estructura productiva del país. El peligro de esa “autocomplacencia macroeconómica” es que esconde la debilidad real de un modelo basado en el consumo y la deuda.

Esa promesa de liderazgo global generó titulares, pero también expectativas peligrosamente altas: cualquier desaceleración o caída en los indicadores amenazaría con desmontar el relato de éxito. De hecho, algunos analistas señalan que el optimismo del Ejecutivo tiene más de cálculo político que de análisis económico (La República, 2025).

  1. Crecimiento que no llega al bolsillo

España efectivamente ha mostrado un crecimiento superior a la media europea. El Gobierno elevó su previsión de PIB por encima del 2,6 % para 2025, respaldada por la recuperación del consumo interno y los fondos europeos (La República, 2025). Pero la otra cara es que la población no siente ese crecimiento.
Según El País (2025), el país vive un “milagro económico con malestar social”: la mayoría de los españoles perciben que su poder adquisitivo disminuye, los precios suben y los salarios siguen estancados.

El problema es doble. Por un lado, la inflación acumulada entre 2022 y 2024 ha erosionado los ingresos reales; por otro, el mercado laboral sigue basado en la temporalidad y en sectores de baja productividad. Aunque el paro ha bajado, la calidad del empleo creado sigue siendo cuestionable. De hecho, un informe reciente apunta que el 36 % de los trabajadores españoles gana menos de 1.500 euros netos mensuales, lo que reduce el efecto multiplicador del crecimiento interno (El País, 2025).

El contraste entre el optimismo gubernamental y la realidad cotidiana de los ciudadanos ha creado una brecha de credibilidad. Las estadísticas se han convertido en una herramienta política, no en una representación fiel del bienestar. Como señala La Razón (2025), el Gobierno parece más preocupado por defender la narrativa del éxito que por reconocer la pérdida de competitividad real frente a Europa del Norte.

  1. Políticas fiscales y gasto con sabor a populismo

Uno de los movimientos más comentados ha sido la subida de impuestos a grandes patrimonios, una medida que generó titulares más políticos que económicos.
Aunque el Gobierno sostiene que busca “justicia fiscal”, analistas advierten que podría desincentivar la inversión privada y provocar la fuga de capitales (La Razón, 2025).
El Ejecutivo presume de una recaudación récord, pero esa mayor carga fiscal no siempre se traduce en mayor eficiencia del gasto. La deuda pública continúa por encima del 107 % del PIB, y los organismos internacionales alertan sobre la sostenibilidad fiscal a medio plazo.

Asimismo, el anuncio de aumentar el gasto militar al 2 % del PIB antes de 2029, siguiendo compromisos con la OTAN, ha generado críticas entre quienes ven esta medida incompatible con las demandas sociales (Europa Press, 2024). En un contexto de desaceleración económica, priorizar defensa sobre sanidad o educación puede interpretarse como una estrategia para congraciarse con Bruselas y Washington, más que como una decisión interna coherente.

Incluso la prometida “reforma para más transparencia institucional” ha sido recibida con escepticismo. El País (2025) señala que llega en un momento en que el PSOE enfrenta cuestionamientos éticos, y por tanto, “parece más un gesto de supervivencia política que una convicción moral”. Para buena parte de la opinión pública, la transparencia institucional ha sido más retórica que realidad.

  1. Aparentes éxitos macro, debilidades políticas

Las cifras macro pueden impresionar a los observadores internacionales, pero la estructura del gobierno de Sánchez sigue siendo endeble. Depende de una coalición fragmentada, con socios que condicionan cada iniciativa (BioBioChile, 2025). Esa fragilidad explica por qué, pese al crecimiento, el Ejecutivo evita reformas impopulares pero necesarias, como la del mercado laboral o la eficiencia del gasto público.

El semanario The Economist pasó de elogiar su desempeño a exigir su dimisión, argumentando que “sus aliados marcan la agenda, no él” (Infobae, 2025). En otras palabras, su éxito económico no depende de su fortaleza política, sino de su habilidad para mantener un equilibrio inestable entre intereses partidistas.
Ese equilibrio, sin embargo, es cada vez más difícil de sostener, y cualquier ruptura parlamentaria podría desencadenar una crisis de confianza económica.

En ese sentido, el crecimiento de España no puede entenderse sin su contexto político: un gobierno sostenido por pactos frágiles, con socios independentistas que no necesariamente comparten un proyecto económico común. Esta inestabilidad política genera incertidumbre para inversores y organismos internacionales, que, aunque elogian los datos, dudan de la sostenibilidad institucional del país.

  1. Conclusión: una prosperidad que suena hueca

El nuevo mandato de Pedro Sánchez ha demostrado que una economía puede crecer sin generar prosperidad real.
Su discurso triunfalista, basado en proyecciones y reconocimientos internacionales, ha servido más para blindar políticamente al Gobierno que para resolver los problemas estructurales del país.

Como señala El Observador (2025), The Economist pasó de calificarlo como “el hombre del milagro español” a considerarlo “un líder sostenido por un relato que ya no convence”. Si el crecimiento no logra traducirse en bienestar tangible, Sánchez corre el riesgo de ser recordado no como el arquitecto de la recuperación, sino como el político que confundió estadísticas con realidad.
En última instancia, la “economía del espejismo” que hoy presume su gobierno podría revelarse como una etapa de éxito superficial antes de una corrección inevitable: aquella en la que los números dejan de servir como cortina para tapar la falta de reformas estructurales.

Referencias

BioBioChile. (2025). Pedro Sánchez, entre la economía y la fragilidad política. Recuperado de https://www.biobiochile.cl

El Independiente. (2023, 20 de noviembre). Sánchez define su nuevo Gobierno: “Continuista, sólido y de alto perfil político”. Recuperado de https://www.elindependiente.com/espana/2023/11/20/sanchez-define-su-nuevo-gobierno-continuista-solido-y-de-alto-perfil-politico/

El Observador. (2025). The Economist redobla sus críticas contra Pedro Sánchez y le pide la renuncia. Recuperado de https://www.elobservador.com.uy/espana/actualidad/the-economist-redobla-sus-críticas-contra-pedro-sanchez-y-le-pide-la-renuncia-n6010993

El País. (2025, 4 de octubre). “Milagro” económico con malestar social. Recuperado de https://elpais.com/economia/2025-10-04/milagro-economico-con-malestar-social.html

Infobae. (2025, 31 de julio). ‘The Economist’ rompe con Pedro Sánchez y sugiere que dimita. Recuperado de https://www.infobae.com/espana/2025/07/31/the-economist-rompe-con-pedro-sanchez-y-sugiere-que-dimita

La Moncloa. (2025, 16 de enero). Pedro Sánchez: “Queremos volver a ser la mejor economía del mundo”. Recuperado de https://www.lamoncloa.gob.es/presidente/actividades/paginas/2025/160125-sanchez-investorsday.aspx

La Razón. (2025). España y su presión fiscal récord en 2025: ¿redistribución o castigo? Recuperado de https://www.larazon.es/economia/

La República. (2025, 15 de septiembre). El Gobierno español eleva su previsión de crecimiento por encima del 2,6 %. Recuperado de https://www.larepublica.co/globoeconomia/el-gobierno-espanol-decide-elevar-por-encima-de-2-6-su-prevision-de-pib-para-2025-4225078

Europa Press. (2024). España reafirma su compromiso de alcanzar el 2% del PIB en gasto militar antes de 2029. Recuperado de https://www.europapress.es/