Introducción
Dinamarca, un país pequeño de apenas seis millones de habitantes, se ha convertido en uno de los casos de éxito económico más llamativos del mundo desarrollado. Con un PIB per cápita cercano a los 75.000 dólares y un crecimiento sostenido en los últimos años, el país nórdico no solo destaca por su elevado nivel de vida, sino también por una gestión fiscal impecable y una sorprendente capacidad de innovación.
Aunque parte del boom reciente se explica por el auge de su industria farmacéutica, especialmente la multinacional Novo Nordisk, lo cierto es que Dinamarca ha sabido construir un modelo sólido, basado en productividad, cohesión social y sostenibilidad.
Un modelo económico singular
Dinamarca es un ejemplo paradigmático de economía escandinava:
- Alta carga fiscal: los impuestos representan el 44,1% del PIB, uno de los niveles más altos de la UE.
- Estado de bienestar robusto: sanidad, educación y cuidados gratuitos, junto a subsidios de desempleo que cubren hasta el 75% del salario durante dos años.
- Apertura comercial: su ratio de comercio/PIB alcanza el 128%, el doble de la media mundial, lo que refleja una economía profundamente internacionalizada.
Este marco ha permitido sostener un equilibrio entre competitividad económica y justicia social, convirtiéndose en referencia para muchos países europeos.
De la inflación al crecimiento sólido
Como el resto de Europa, Dinamarca sufrió el golpe inflacionario de 2022, alcanzando un 10% de inflación. Sin embargo, el país logró reducirla rápidamente por debajo del 2% en 2023, mucho antes que la media de la zona euro.
Lo llamativo es que esta estabilización no vino acompañada de recesión. Al contrario:
- Crecimiento del PIB: 7,4% en 2021; 1,5% en 2022; 2,5% en 2023; 3,7% en 2024.
- Perspectivas futuras: se espera un 3,6% en 2025 y un 2% en 2026.
Al mismo tiempo, Dinamarca ha mantenido superávits fiscales constantes desde 2015, incluso en plena pandemia. En 2024, el superávit alcanzó un asombroso 4,5% del PIB, mientras la deuda pública cayó al 31%, frente al 80% de media en la UE.
Claves estructurales del éxito
Más allá de los datos coyunturales, Dinamarca cuenta con ventajas estructurales que fortalecen su resiliencia:
- Mercado laboral flexible y seguro (flexicurity): despidos sencillos para las empresas, pero compensados con subsidios generosos y programas de recualificación. Esto fomenta tanto la productividad como la confianza social.
- Salarios elevados: aunque no existe salario mínimo legal, la negociación colectiva asegura que casi ningún trabajador cobre menos de 15 euros por hora, lo que impulsa la demanda interna y motiva la inversión en formación.
- Apuesta por la energía eólica: Dinamarca es pionera en renovables; la energía eólica cubre buena parte de su producción eléctrica, lo que abarata costes para la industria y refuerza la competitividad.
- Industria diversificada: el sector manufacturero ha ganado peso en los últimos años, rompiendo la tendencia de desindustrialización que afecta a gran parte de Europa.
El motor farmacéutico: Novo Nordisk
El gran protagonista del boom danés es Novo Nordisk, una de las farmacéuticas más valiosas del mundo. Sus fármacos contra la obesidad y la diabetes (Wegovy y Ozempic) se han convertido en auténticos éxitos globales.
Se estima que casi la mitad del crecimiento del PIB danés en los últimos años proviene de esta industria, que ha disparado las exportaciones y consolidado a Dinamarca como potencia farmacéutica.
Algunos analistas han comparado esta dependencia con la de Finlandia respecto a Nokia en los años 2000. Sin embargo, existen diferencias clave:
- Novo Nordisk es menos dominante en proporción al conjunto de la economía.
- Sus patentes principales no expiran hasta 2032.
- La economía danesa está más diversificada y equilibrada.
Conclusión
El caso danés demuestra que es posible combinar disciplina fiscal, cohesión social y crecimiento económico. Lejos de ser solo “el país del boom farmacéutico”, Dinamarca ha cimentado su éxito en un modelo equilibrado de salarios altos, productividad creciente, innovación industrial y energías renovables.
El reto de futuro será evitar una excesiva dependencia del sector farmacéutico y seguir diversificando su economía. Pero, por ahora, Dinamarca se ha consolidado como uno de los referentes económicos más sólidos y admirados del mundo desarrollado.
