Los datos vuelven a tumbar las mentiras de Yolanda Díaz.
Justo después de que el ministro de Trabajo de Grecia le metiera un ‘zasca’ a la ministra por meter las narices en donde nadie le llama, ahora salen a la luz los datos que desmontan el mantra del empleo de calidad repetido hasta la saciedad por la vicepresidente segunda.
Los datos de agosto del servicio público de empleo vuelven a mostrar que la temporalidad es un habitual de nuestro tejido laboral mientras el número de días de duración media de los contratos está bajo mínimos.
En agosto, se llevaron a cabo un total de 1.088.831 contratos, de los cuales 418.927 (38,5 %) fueron de tipo indefinido, mientras que 669.904 (61,5 %) fueron contratos temporales, lo que representó un incremento de casi 200.000 comparado con el mismo período en 2022. Dentro de los contratos indefinidos, 171.886 (15,8 %) fueron a jornada completa, 94.546 (8,7 %) a jornada parcial y 152.495 (14 %) correspondieron a contratos fijos discontinuos. Por otro lado, en el caso de los contratos temporales, 452.084 (41,5 %) fueron a tiempo completo y 217.820 (20 %) a tiempo parcial.
Este aumento en la contratación temporal era previsible debido a la temporada alta de turismo. La mayoría de estos contratos se distribuyeron en sectores como servicios de restauración (145.552, de los cuales 67.717 fueron indefinidos), peones agrarios (99.280, de los cuales 50.240 fueron indefinidos), personal de limpieza (92.375, con 15.245 indefinidos), dependientes (58.191, con 22.816 indefinidos) y profesionales del espectáculo (40.955, con 1.261 indefinidos).
Sin embargo, más allá del aumento en la contratación, el problema reside en la disminución de los contratos de calidad, es decir, los contratos indefinidos a jornada completa. Esto ha llevado a un aumento en el número de personas en busca de empleo, a pesar de tener un contrato vigente. Según el sindicato USO, alrededor de 700.000 personas están buscando empleo a pesar de tener contratos en vigor. Solo unos 11.000 se encuentran en ERTE, lo que significa que aproximadamente 675.000 personas con contratos fijos discontinuos no se consideran desempleadas oficialmente, aunque en la práctica no estén trabajando.
Otro indicador preocupante es la duración promedio de los nuevos contratos firmados en agosto, que fue de 38,11 días, la cifra más baja en todo el año y en los últimos diez años de meses de agosto. Además, ha aumentado el número de contratos que duran menos de una semana (21 %), superando la cifra de julio, otro mes que debería verse afectado por la temporalidad. Estos contratos, en muchos casos, tienen una duración de tan solo dos días, generalmente durante el fin de semana.
En resumen, se observa una tendencia preocupante hacia la contratación temporal y la reducción de contratos de calidad, lo que resulta en un crecimiento del número de personas que buscan empleo a pesar de tener contratos en vigor. Además, los contratos temporales tienen una duración cada vez más corta, lo que plantea cuestiones importantes sobre la estabilidad laboral y el empleo a largo plazo.