Un oscuro panorama económico espera a los españoles a la vuelta de las vacaciones.
Tras pasar el verano más caro de su historia, ahora los ciudadanos tendrán que volver a la ‘realidad’ con una tensa situación política y económica sobre la mesa. Desde julio, el reconocido economista Santiago Niño Becerra advertía que, a partir de septiembre, llegarán los momentos duros de la nueva crisis.
Becerra, que fue uno de los pocos que anticipó la crisis económica de 2008, explicó al diario ‘Heraldo’, que después del verano la economía «estará muchísimo peor porque se va a tener que preparar el presupuesto del año que viene y los países van a tener que tomar medidas para reducir el déficit, si no a España ya le abrirían expediente por exceso de déficit».
“Ya se está hablando de racionalización del gasto, evidentemente serán recortes, al margen de las promesas electorales”, alertó. A lo que añadió: “Las medidas que se van a tener que tomar a partir de septiembre van a ser tremendas. Máxime deteriorándose la actividad industrial».
Además, aprovechó para romper con la propaganda de Yolanda Díaz en materia de paro: «Todo lo que se está viendo ahora del empleo no es real».
“Creo que la fotografía de la situación real la veremos en septiembre, cuando el turismo se reduzca, empiece a notarse el impacto del aumento de los tipos de interés y el ahorro producido en la pandemia haya desaparecido”, pronosticó.
Las palabras de Becerra coinciden con la preocupación mostrada por el Banco de España con el previsible aumento de los tipos de interés que llegará en septiembre por parte del Banco Central Europeo (BCE).

Christine Lagarde
Tipos de interés
En el caso de la zona euro, la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, reconoció ya una próxima subida de tipos de interés en el mes de julio y ahora las dudas residen sobre qué sucederá a mediados de septiembre cuando la institución vuelva a reunirse. «Para mí está absolutamente abierta», sostiene Hernández de Cos ya que existen en su opinión dos fuerzas contrapuestas para adoptar la que sería la décima subida de tipos: de un lado, los salarios que siguen presionando al alza; y, por otro, la debilidad que se intuye ya en algunos datos de la Eurozona, debido al impacto de la política monetaria. «Dada la rapidez y el tamaño» de las decisiones adoptadas por el BCE «podemos calibrar mal las consecuencias y por ello debemos seguir de cerca la evolución» de la economía. «Tenemos que estar preparados para reaccionar acorde a lo que vemos».
De Cos ha querido recalcar una vez más que una de las consecuencias de mayores costes financieros provocará más familias y empresas «vulnerables» en el futuro. Y en términos públicos, el gobernador dice sentirse preocupado «ante un déficit elevado» ante el aumento del 80% del gasto público desde los niveles de 2007 y esto es particularmente complejo, asegura, «en un contexto de aumento de los tipos de interés».
Sin embargo, y a diferencia de lo que sucede en EEUU, De Cos confía en la solvencia del sector inmobiliario, después del «fuerte ajuste» que vivió tras el estallido de la burbuja de las subprime en 2008 y que ha reducido su peso sobre el PIB desde el 12% al 6% actual. Y esta es una diferencia fundamental con respecto a otros países de la zona euro como Holanda o Alemania, donde se están produciendo abultadísimos ajustes en las valoraciones de las inmobiliarias, así como en EEUU, debido a la implosión del teletrabajo, según Jerome Powell, que afecta lógicamente a los reits dedicados a oficinas. No obstante, el presidente de la Fed entiende que los riesgos no están «particularmente concentrados en los grandes bancos» y no parece ser un problema de capital, por el momento.
Donde sí expresó sus dudas, y tampoco es la primera ocasión en que lo hace, fue sobre la sostenibilidad del sector financiero. «No tengo una visión clara de cómo solucionar la rapidez de la salida de los depósitos», aseveró Powell en relación a la caída en desgracia de Silicon Valley Bank a comienzos de año tras una retirada masiva de saldos de sus clientes. No funcionó la regulación en este caso, pero hay que tener en cuenta que las entidades financieras en EEUU superan las 4.000 referencias. «Vimos tres bancos de manera sorpresiva caer por lo que miramos de manera muy cuidadosa al sistema financiero», en relación a SVB, Signature Bank y First Republic.