El Servicio Público de Empleo (SEPE) desenmascaró a Yolanda Díaz.
Mientras la ministra del Trabajo maquilla las cifras del paro para presumir de la mejora del mercado laboral, la realidad es muy distinta. Desde la Unión Europea ya dieron un tirón de orejas a la líder de ‘Sumar’ al desvelar que se ocultaron a dos millones de parados. Ahora, el sablazo llega desde las propias instituciones españolas.
Si bien la reforma laboral de Yolanda Díaz cambió la forma de contabilizar a los inscritos en el SEPE para fingir una caída del desempleo, los datos siguen evidenciando el drama laboral que existe en España.
Si restamos las personas ocupadas (492.106) del total de personas inscritas en el SEPE que buscan empleo (4.459.940), obtenemos el total de personas registradas que no están trabajando. Como se puede ver en la última columna de la tabla, en marzo han ascendido a 3.966.834 personas (el paro registrado fue de 2.862.260 personas). El distinto modo de contabilizar hace que según este cálculo los parados habrían aumentado en 61.285 personas entre marzo de 2022 y marzo de 2023, mientras que el paro registrado (los datos oficiales) indica que han descendido en 246.503 personas en este periodo.
“No se entiende por qué se mantiene una metodología que no aporta la claridad y transparencia necesarias para conocer la realidad y poner los medios y remedios para mejorar el alto paro que padecemos”, indican desde el gabinete de estudios de Unión Sindical Obrera (USO), el sindicato que ha estudiado las cifras.
Tras la respuesta remitida por el Gobierno en el Senado sobre los fijos discontinuos en situación de inactividad, se sabe que se ubican en el grupo de Trabajadores con relación laboral. Esta partida es la que más crece entre marzo de 2022 y marzo de 2023 (291.043 personas más con este tipo de contrato). En marzo había en esta situación 578.816 personas que no estaban trabajando y a las que no se considera paradas.
«La práctica habitual de no contabilizar como parados a aquellas personas que estándolo se clasifican bien como otros no ocupados, con disposición limitada, o que demandan un empleo específico, acaba por distorsionar las cifras reales de paro, y hacen que no solo no coincidan el paro real con el llamado paro registrado, sino que diverjan notablemente», apuntan desde USO.