El miércoles 8 de marzo, el Silicon Valley Bank anunció una ampliación de capital por valor de 2.250 millones de dólares, en un intento desesperado por sanear su balance, tras sufrir pérdidas de 1.800 millones USD al vender parte de su cartera de bonos, para atender las solicitudes de liquidez de sus clientes.
Al no lograr cubrir la ampliación de capital, la cotización cayó un 60%, la entidad se declaró en suspensión de pagos y fue intervenido por el Federal Deposit Insurance Corporation, entidad similar al Fondo de Garantía de Depósitos Europeo. Esto provocó el pánico de los clientes, que acudieron a las oficinas para tratar de recuperar las cantidades allí depositadas, pero las encontraron cerradas al público.
Todos aquellos que tuvieran importes iguales o inferiores a lo establecido por el FDIC (que llega hasta 250.000 USD) si recibirán su dinero, pero por encima de esa garantía, hay gran incertidumbre. En UK, para absorber el impacto de la suspensión pagos de SVB en el sistema bancario, se ha anunciado que HSBC adquiere la filial de Silicon Valley Bank, por el simbólico precio de una libra. En USA, la Secretaria del Tesoro, Janet Yellen, informaba de que se protegerá a los depositarios y se buscará alguna salida, como una posible adquisición del banco por otra entidad, pero sin un rescate del gobierno, de forma que la suspensión de pagos no repercuta sobre los contribuyentes.
Una vez pasada la fase de sorpresa por lo ocurrido, es necesario analizar con realismo cuáles han sido las causas del colapso. El SVB estaba especializado en financiar start up tecnológicas, innovadoras y algunas de ellas, como Circle, eran importantes en el ámbito de los criptoactivos. En épocas de política monetaria muy expansiva como la que hemos vivido, es fácil acostumbrarse a la abundancia de liquidez y tomar mucho riesgo sin cobertura. El SVB tenía gran parte de su cartera invertida en bonos a largo plazo, pero no había cubierto el riesgo de tipos de interés. A medida que los Bancos Centrales han ido subiendo los tipos, el valor de los bonos en cartera bajaba, provocando pérdidas latentes muy cuantiosas.
Si no hubiera sido necesario venderlos, no habrían aflorado, pero cuando los clientes aumentan sus necesidades de liquidez y empiezan a retirar sus depósitos, hay que vender esos bonos depreciados y realizar las pérdidas. Esto que ha sucedido en el SVB, puede ocurrir por tanto en cualquier otra entidad con elevada posición en bonos a largo plazo sin cobertura de riesgo de tipos de interés. Los bancos centrales parece que, al fin, han comprendido que es mejor pasar el mal trago financiero y subir los tipos, a pesar de las consecuencias que pueda tener en algunos bancos, antes que empobrecer a todos los ciudadanos con una estanflación endémica.