El gobierno de España anuncia como medida de apoyo a las clases bajas una ayuda de 200 euros para comida. Llega en un momento en el cual el INE confirma el IPC subyacente por las nubes con un 7.4%, las previsiones de crecimiento que tenía el gobierno del 2.1% del PIB se rebajan al 1.4% por parte de Europa en el mejor escenario, la correcta aplicación de los fondos de reestructuración de la pandemia está estos días en entredicho por parte de los comisarios europeos, somos el país con la mayor tasa de paro de toda la UE con un 12.4% y por supuesto superando la media de la unión del 6.5%, se ha perdido fruto de la inflación un enorme poder adiquisitivo, somos el segundo país por detrás de Luxemburgo con el mayo cierre de empresas pero gracias Pedro por darle a los españoles la posibilidad de obtener 200 euros para ir a la compra.
En primer lugar, la partida presupuestaria para la ayuda de esos 200 euros lo sacan de las arcas públicas , es decir, del dinero que todos los españoles llevan pagando religiosamente desde que Sánchez lleva en Moncloa y en los últimos años más que nunca fruto de la subida generalizada de impuestos. Tiene gracia que después de haber sablado a impuestos a la clase trabajadora española ahora vengan con paguitas de 200 euros justo antes de las elecciones municipales, algunas autonómicas y generales . Es como si después de una gran comida, repartieras migajas a los pobres.
En segundo lugar, esta ayuda o mejor dicho cheque hay que presentarla en la declaración de la renta ya que deberá tributar como ganancia patrimonial porque dicha ayuda no está sujeta a la Ley 38/2003 de 17 de noviembre, según la cual ciertas ayudas no se contemplan como ganancias patrimoniales. Según los cálculos y estimaciones, por ejemplo a una renta media de 23.500€ le correspondería pagar alrededor de 30 euros por la ayuda de 200 euros en 2024 lo cual saldría finalmente una ayuda de 170 euros ya no de esa cifra que habla el gobierno.
En tercer lugar, es preocupante por no calificarlo de otra manera ver a una gran parte de la sociedad que se alegra porque su gobierno le ayude con 200 euros después de casi 4 años en los que precisamente el estado les ha dejado de lado. El escenario correcto sería que con el salario que la gente percibe pudiera pagarse su propia comida y no necesitar las paguitas de un estado.
En conclusión, si aspiramos a que un estado nos solucione los problemas y no ser nosotros mismos los que podamos hacer frente a nuestros gastos sin necesidad de ayudas estatales y lo peor es que nos conformamos con ello, estamos destinados al fracaso.