El Gobierno de Pedro Sánchez avanza en su guerra frontal contra la banca.
El sector de la banca mostró abiertamente su rechazo e indignación con el líder del PSOE por dejarles fuera de una revisión del impuesto.
El presidente del Gobierno anunció que “rediseñará” el gravamen extraordinario a las energéticas, que se creó hace un año junto al del sector bancario. Pero Sánchez no hizo ninguna mención a este último, lo que ha levantado ampollas entre los banqueros, que sienten un “trato desigual” por parte del Ejecutivo, según adelantó Vozpópuli.
Dentro de las instituciones financieras, existe desde hace tiempo una percepción de «agravio comparativo» en relación con el resto de las empresas, una preocupación que ahora se ha vuelto más evidente, según fuentes cercanas a uno de los principales bancos del país. «Desde la implementación de este gravamen, se ha generado una disparidad con otros sectores, y con el rediseño del impuesto energético, esta situación no hace más que empeorar. Nos sentimos estigmatizados nuevamente», señala un alto ejecutivo de un banco.
Los banqueros previamente advirtieron que convertir el gravamen en permanente, como se contemplaba en el pacto de Gobierno entre el PSOE y Sumar, generaría inseguridad jurídica y alejaría a los inversores. También señalaron el impacto en la concesión de créditos cuando la economía esté en una fase menos favorable que la actual. El impuesto grava el 4,8% de los ingresos típicos, medidos en el margen de interés, y de las comisiones obtenidas por la venta de productos bancarios.
A pesar de estas advertencias, los bancos han mostrado una actitud más cauta en comparación con las empresas del sector energético, que en los últimos días han movilizado esfuerzos para frenar los planes del Gobierno. Parece que estas acciones han tenido efecto. Tras conocerse el acuerdo entre el PSOE y Sumar, empresas como Repsol, Iberdrola y Endesa amenazaron con paralizar sus inversiones en España debido a la inseguridad fiscal.
Ana Botín, la más crítica
«No se trata de ciencia cuántica. Hay que cumplir con el pago de impuestos, pero si se carga demasiado a la gente, esta optará por marcharse», advirtió de manera contundente un banquero, según palabras de Ana Botín, presidenta del Santander. Es importante destacar que esta declaración era una reflexión general y no cuestionaba la presencia del grupo en España, donde concentra la mayoría de sus activos.
Ante las afirmaciones de Repsol sobre paralizar inversiones, el presidente Sánchez negó que estas amenazas hayan condicionado la decisión de revisar el impuesto a las empresas energéticas. En una entrevista en Antena 3, afirmó: «Estamos observando que la factura de la luz se está reduciendo, que el precio de la energía se está conteniendo, sigue siendo alto pero está disminuyendo. También estamos viendo que hay proyectos industriales que necesitan de la cobertura de una política energética que, de alguna manera, estimule e incentive estas grandes inversiones en energía renovable».
Los tipos del BCE
La situación se complica aún más para los bancos con la explicación de que el euribor, el índice al que están vinculadas la mayoría de las hipotecas, ha caído por debajo del 4%, y se espera que continúe descendiendo en los próximos meses. El mercado considera que el ciclo histórico de incremento de tasas ha llegado a su fin y anticipa que el Banco Central Europeo (BCE) implementará las primeras reducciones en el precio del dinero, a más tardar, en el segundo trimestre de 2024.
«Los futuros sobre el euribor a doce meses están disminuyendo a una velocidad extraordinaria a niveles que son más habituales que excepcionales», expresan con preocupación fuentes dentro de las entidades financieras. Como consecuencia, los inversores ya están castigando al sector en bolsa debido al menor crecimiento de los ingresos.
En la sesión del pasado jueves, Sabadell y CaixaBank registraron sus mayores caídas en ocho meses, con una disminución del 5,89% y del 3,83%, respectivamente. Todos los bancos experimentaron pérdidas: Santander (-2,3%), Bankinter (-3,48%) y BBVA (-1,74%). La incertidumbre generada por la perspectiva de tasas de interés más bajas y la presión sobre los ingresos están afectando significativamente la valoración de las entidades financieras en el mercado bursátil.