El enemigo silencioso de tu cuenta corriente

Las estrategias imprescindibles para que tu dinero no pierda valor

Los economistas alertan que mantener el dinero inmóvil puede suponer una pérdida real del 6% anual.

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Inversión 24h

La economía de los hogares continúa navegando por aguas turbulentas. La subida constante de los precios sigue erosionando el poder adquisitivo de los ciudadanos. La inflación —ese aumento generalizado y sostenido de los precios de bienes y servicios— significa, en términos simples, que con el mismo dinero hoy se puede comprar menos que ayer. Y ese efecto golpea directamente la capacidad de ahorro y la estabilidad financiera personal.

Los datos más recientes confirman esta presión inflacionaria. En febrero de 2025, el Índice de Precios al Consumo (IPC) en España se situó en el 3%, tras marcar un 2,9% en enero. En la eurozona, la inflación repuntó al 2,2% en septiembre, con los precios españoles creciendo un 3%. A este escenario se suma el encarecimiento de la vivienda: el precio de los inmuebles de segunda mano aumentó un 17%, mientras que el mercado del alquiler registró un incremento del 10,9% en el tercer trimestre de 2025.

Con este panorama, proteger el patrimonio ya no es una opción, sino una necesidad.

El riesgo de dejar el dinero quieto

El mayor peligro para el ahorrador es mantener su capital inmóvil. El dinero parado en el banco pierde valor si los precios suben con fuerza. Tener los ahorros estáticos puede ser casi tan arriesgado como no tenerlos, porque sin una inversión adecuada, el dinero se devalúa con el tiempo.

Un ejemplo lo deja claro: si un depósito a plazo ofrece un 2% de interés, pero la inflación se sitúa en un 8%, la rentabilidad real —descontando la inflación— es del -6%. En otras palabras, el dinero “rinde negativo” y pierde poder adquisitivo.

Por eso, los expertos aconsejan evitar cuentas corrientes o depósitos para el ahorro a largo plazo. Solo conviene mantener en productos líquidos (cuentas o depósitos) el dinero destinado a un fondo de emergencia o imprevistos —equivalente a entre 4 y 6 meses de ingresos— o al consumo en el corto plazo (menos de tres años).

Estrategias clave para proteger el patrimonio

En un entorno donde el poder adquisitivo se diluye con la inflación, existen estrategias esenciales para preservar el valor del dinero:

1. Diversificación y enfoque a largo plazo

La herramienta más eficaz es diversificar. Invertir en diferentes activos ayuda a mantener o aumentar el valor del patrimonio con el tiempo y a compensar pérdidas si uno de ellos se deprecia.

  • Perfil mixto de inversión: Antonio Gallardo, experto financiero de Banqmi, recomienda una combinación equilibrada: destinar un 30%-40% a cuentas o depósitos, y el resto a productos de mayor riesgo con mejor rentabilidad a largo plazo.
  • Visión a largo plazo e interés compuesto: dejar que el tiempo trabaje a favor del inversor es clave. La “magia” del interés compuesto requiere paciencia para generar resultados.
  • Gestión del riesgo: la diversificación debe ajustarse al perfil de riesgo de cada persona, su horizonte temporal y sus circunstancias personales.

2. Invertir en activos que superen la inflación

Hay múltiples formas de invertir para compensar la pérdida de valor del dinero:

  • Activos reales: bienes inmuebles, oro o materias primas, refugios clásicos en tiempos de inflación.
  • Mercados financieros: acciones, fondos indexados o productos de inversión colectiva, como fondos de inversión y planes de pensiones, siempre que se definan objetivos y plazos.
  • Inversiones de bajo o moderado riesgo: para perfiles más conservadores, depósitos a largo plazo o bonos del Estado. Para quienes acepten cierto riesgo, fondos de renta fija mixta (con hasta un 30% en renta variable).

3. Planificación y revisión periódica

Una buena planificación financiera puede marcar la diferencia entre mantener o perder poder adquisitivo.

  • Aportaciones periódicas: invertir o ahorrar de forma regular ayuda a suavizar el impacto de la inflación, al “comprar” a precios promedio.
  • Revalorización anual: actualizar al menos una vez al año las aportaciones a los productos de ahorro o inversión permite compensar la pérdida de valor por inflación.
  • Cuantificación de objetivos: para metas a largo plazo, como la jubilación, es esencial calcular el coste futuro, no el actual, integrando el efecto inflacionario en la planificación.

El papel crucial de la educación financiera

Uno de los mayores retos sigue siendo la falta de educación financiera. Muchos ciudadanos desconocen cómo se mueven los mercados o cómo aprovechar los ciclos económicos, perdiendo así oportunidades para proteger su dinero.

En este contexto tan cambiante, contar con el apoyo de asesores o expertos es esencial para entender el impacto de la inflación a corto, medio y largo plazo. Invertir es necesario, pero hacerlo con conocimiento y planificación es lo que realmente marca la diferencia.

Por ello, recurrir a entidades de inversión con experiencia, especialización y capacidad para diversificar el capital —al gestionar colectivamente los ahorros de millones de personas— se presenta como una estrategia sólida para afrontar la incertidumbre económica actual.