David Alandete ha estado cubriendo la política estadounidense desde Washington para medios como ABC y Telemadrid durante varios años.
Está habituado a la tensión y a la exigencia de informar desde el epicentro de la actualidad global.
Sin embargo, en las últimas semanas, su labor ha saltado del ámbito informativo al político, convirtiéndose en un símbolo de la presión que enfrentan los periodistas críticos en la España del 2025.
Todo comenzó con una pregunta aparentemente sencilla a Donald Trump sobre el compromiso de España con el gasto militar que exige la OTAN.
Trump, fiel a su estilo directo, no dudó en señalar que el gobierno español no alcanza el 2% del PIB en defensa. Esta consulta desató una reacción en cadena que va mucho más allá del habitual debate sobre política exterior: Óscar Puente, ministro de Transportes, emprendió una ofensiva mediática acusando a Alandete de ser un “operador político” y “antipatriota”, mientras desde Moncloa se intensificaban los intentos de desacreditar su trabajo.
“Palmeros, sicarios y matones”: la respuesta de Alandete y la reacción del Gobierno
En redes sociales y entrevistas, Alandete ha compartido el acoso recibido por parte de miembros del Gobierno y tertulianos afines como Ignasi Guardans, quienes incluso llegaron a difundir su imagen junto a mensajes incendiarios. El periodista ha calificado estas tácticas como “dictatoriales”, comparando la postura del ministro con regímenes como los de Cuba o Venezuela.
Lejos de sentirse intimidado, Alandete ha respondido con firmeza: “Un ministro de quinta, sin el menor respeto por las garantías constitucionales, pretenda desacreditar mi trabajo es, sinceramente, un honor”. El reportero defiende que preguntar, incluso cuando resulta incómodo, es parte de su deber profesional, no un acto traidor. La Asociación de la Prensa de Madrid (APM) ha salido en defensa de su colega, recordando al Gobierno que debe respetar el ejercicio libre del periodismo, incluso cuando las preguntas “resulten incómodas”.
Por su parte, Óscar Puente afirma tener “derecho a opinar sobre lo que preguntan los periodistas”, aunque omite su responsabilidad institucional de garantizar la independencia informativa. En una reciente declaración, insistió: “ese señor puede preguntar lo que le dé la gana y yo puedo opinar sobre lo que pregunta”.
Curiosidades y datos sorprendentes del caso Alandete
Este episodio ha dado lugar a auténticas “listas negras” internas en redacciones y foros profesionales sobre quiénes son los periodistas más hostigados por el poder político. Algunos datos llamativos sobre esta controversia:
- David Alandete ha sido reconocido como mejor corresponsal español en Washington, desmintiendo así la idea de que actúa movido por intereses políticos.
- La intervención pública de la APM para respaldar a Alandete es un hecho poco habitual que establece un precedente relevante en defensa del periodismo frente a ataques provenientes de figuras públicas.
- Lo curioso es que Trump responde antes a Alandete que a muchos periodistas estadounidenses, algo que ha provocado suspicacias y malestar en Moncloa, según diversas crónicas.
- En ciertos programas televisivos se han hecho bromas insinuando que el Gobierno desearía cambiar a los periodistas acreditados en la Casa Blanca, como si tuvieran control total sobre la información.
- El término “sicarios del sanchismo” se ha popularizado recientemente para referirse a aquellos periodistas que, lejos de fiscalizar al poder, participan activamente en campañas para desprestigiar a colegas incómodos.
Rankings y listas: ¿quiénes son los periodistas más atacados y los ministros más polémicos?
A raíz de este conflicto han comenzado a circular rankings informales dentro del sector mediático:
Periodistas más atacados por el Gobierno según foros profesionales:
- David Alandete (ABC/Telemadrid)
- Carlos Cuesta (OKDiario)
- Ana Terradillos (Telecinco)
- Vicente Vallés (Antena 3)
- Antonio García Ferreras (laSexta; aunque desde una perspectiva inversa por su supuesta connivencia)
Ministros con más polémicas públicas por ataques a la prensa:
- Óscar Puente (Transportes)
- Irene Montero (Igualdad; legislatura anterior)
- Félix Bolaños (Presidencia)
- Margarita Robles (Defensa; críticas a reportajes sobre el ejército)
Estos rankings no son oficiales pero reflejan claramente cómo se está polarizando cada vez más el ambiente mediático en España. El caso Alandete no es una excepción; representa solo un episodio más dentro de una tendencia preocupante donde cualquier crítica puede ser vista como traición y donde rendir cuentas se transforma en un ataque político.
Entre libertad e incertidumbre: el pulso por la independencia periodística
La tensión entre el poder político y una prensa independiente no es nueva en España, aunque sí se ha intensificado últimamente. La intervención de la APM destaca lo grave que resulta cuestionar el gasto militar español ante la OTAN sin desencadenar una campaña coordinada desde el propio Gobierno para desprestigiar al periodista.
Algunos analistas consideran que las reacciones desde Moncloa evidencian debilidad más que fortaleza. La libertad periodística debería ser un barómetro para medir nuestra democracia: si un periodista no puede formular preguntas sin temor a represalias o señalamiento público, algo está fallando. Para muchos observadores, este episodio entre Alandete y Puente confirma que las relaciones entre prensa y poder atraviesan uno de sus momentos más críticos en décadas.
Mientras tanto, los profesionales del periodismo se agrupan y responden con unidad. “La información veraz no se negocia”, subrayan desde Washington. Aunque el ruido mediático pueda ser ensordecedor, lo esencial del periodismo permanece intacto: preguntar sin miedo e incomodar cuando sea necesario para contar aquello que otros prefieren ocultar.

