la realidad es mucho más sombría de lo que dicen los manipuylados datos oficiales.
Basta salir a la calle o ir a una tienda.
En pleno verano de 2025, la economía de España presenta una paradoja que deja perplejos a muchos ciudadanos.
Mientras los discursos oficiales celebran cifras históricas en empleo y afiliación a la Seguridad Social, la percepción general es de empobrecimiento.
Los precios continúan su escalada, el gasto en subsidios alcanza cifras récord, y cada vez más familias sienten que les cuesta llegar a fin de mes.
El legado económico del Gobierno de Pedro Sánchez se puede resumir así: más empleo en las estadísticas, pero menor calidad de vida en los hogares.
Radiografía del empleo: récords y realidades engañosas
Las cifras oficiales indican que el desempleo registrado cayó en junio hasta los 2,4 millones de personas, la cifra más baja desde 2008. Asimismo, la afiliación a la Seguridad Social alcanzó los 21,86 millones de ocupados, una cifra histórica impulsada por el sector hostelero y turístico al inicio del verano. La tasa de desempleo según la EPA se sitúa en el 10,29%, la mejor desde 2007.
Sin embargo, este panorama alentador oculta matices clave:
- El desempleo real, descontando las manipulaciones estadísticas, supera los 3 millones de personas y sindicatos como USO advierten que podría acercarse a los 4 millones si se incluyen a los fijos discontinuos inactivos, quienes están en formación o inscritos en ERTE.
- En el primer trimestre de 2025, el desempleo real aumentó en 16.000 personas, acercándose a los 4 millones, mientras que el dato oficial solo reflejó un incremento de 19.420 personas.
- El grupo de fijos discontinuos inactivos suma más de 768.000 personas que no están registradas como paradas, pero tampoco cuentan con un empleo efectivo.
Esta discrepancia entre el paro registrado y el paro real pone de manifiesto lo complicado que resulta comparar la situación española con otros países europeos. España sigue encabezando las tasas de desempleo total, femenino y juvenil dentro de la Unión Europea.
La paradoja del gasto social: menos parados pero más subsidios
Otra incoherencia se hace evidente al analizar las cuentas públicas. Aunque oficialmente disminuye el número de parados, el gasto en prestaciones por desempleo no deja de aumentar:
- En mayo de 2025, las prestaciones alcanzaron los 1.872,9 millones de euros, lo que representa un incremento del 7,7% respecto al año anterior.
- Si esta tendencia persiste, se prevé que este año se superen los 24.700 millones en subsidios, cifras similares a las registradas durante la pandemia.
Este fenómeno puede explicarse parcialmente por la precariedad y temporalidad que caracterizan a muchos nuevos empleos; muchos no ofrecen estabilidad ni salarios adecuados. Además, el elevado número de beneficiarios encubiertos por subsidios como los fijos discontinuos contribuye a inflar esta factura social.
Precios al alza: el gran enemigo del poder adquisitivo
Mientras tanto, la inflación sigue sin dar tregua. El coste de vida continúa su ascenso y aunque los salarios han visto incrementos, estos no logran compensar la pérdida del poder adquisitivo acumulada durante años. El resultado es claro: hoy en día, los españoles son más pobres que hace una década pese a las aparentes mejoras en el mercado laboral.
- La cesta básica experimenta incrementos generalizados en alimentación, energía y vivienda, afectando especialmente a los hogares con rentas bajas.
- El encarecimiento del alquiler y la vivienda reduce aún más la capacidad para ahorrar.
- Aunque el aumento del Salario Mínimo Interprofesional ha beneficiado a algunos grupos, también ha generado efectos secundarios negativos como la pérdida de empleo en sectores vulnerables como el agrícola o el servicio doméstico.
El paro estructural: una herida sin sanar
A pesar de los récords en afiliación laboral, el mercado laboral español sigue cargando con un problema crónico: el paro estructural:
- Las estadísticas oficiales aún muestran más de 2,4 millones sin trabajo; si sumamos a aquellos excluidos oficialmente superamos los 3 millones.
- Las políticas activas destinadas a fomentar empleo no logran cerrar la brecha entre ofertas laborales y desempleados; esto evidencia una ineficiencia crónica en su gestión.
- Aunque la temporalidad se sitúa en mínimos históricos (11,9%), muchos contratos indefinidos son parciales o tienen remuneraciones bajas; esto no garantiza estabilidad real para quienes trabajan bajo esas condiciones.
Sectores ganadores y perdedores: crece la desigualdad
El crecimiento del empleo no se distribuye equitativamente:
- Sectores como hostelería, turismo y comercio lideran las contrataciones; sin embargo están marcados por altos niveles temporales y bajos salarios.
- Aunque las cifras muestran alguna mejora para empleos femeninos y juveniles, siguen siendo los más precarios y vulnerables ante cambios económicos.
- Por otro lado, sectores como el agrícola o servicios domésticos continúan perdiendo afiliados debido al aumento del SMI y una falta preocupante de relevo generacional.
El futuro inmediato: desafíos inminentes
El legado económico dejado por Pedro Sánchez presenta tanto luces como sombras. La recuperación visible en indicadores laborales coexiste con precariedad salarial y un paro estructural persistente que coloca a España entre las últimas posiciones dentro de Europa. La inflación erosiona esos avances sociales logrados hasta ahora mientras que la desigualdad amenaza con arraigarse.
Ante esta euforia desmedida reflejada en titulares oficiales, muchas familias españolas enfrentan una realidad mucho más dura: precios implacables al alza, subsidios disparados y una sensación generalizada de empobrecimiento que no encuentra eco en las estadísticas. El reto inmediato consiste en lograr que esos datos macroeconómicos se traduzcan finalmente en bienestar tangible para todos.

