CON LA IA, TRABAJAR SERA UNA OPCIÓN PERSONAL

Elon Musk: «En el futuro no hará falta trabajar, ya que todo lo hará la inteligencia artificial»

El fundador de Tesla y hombre más rico de la Historia, lo tiene claro

Elon Musk
Elon Musk. PD

Imagina levantarte por la mañana y descubrir que tu jefe es un algoritmo.

No te despide, no exige horas extras y ni siquiera te pide un café. Simplemente cumple con su función, de manera rápida y sin quejas.

Elon Musk, el fundador de Tesla y SpaceX, ha sostenido durante años que este futuro no solo es posible, sino que también es probable: la inteligencia artificial (IA) avanzará hasta el punto de hacer innecesario trabajar para ganarse la vida.

En sus declaraciones más recientes, habla de cómo la humanidad podría entrar en una “era de abundancia”, donde las máquinas generarán tanta riqueza que el empleo se convertiría en algo opcional, casi como un pasatiempo.

Pero, ¿qué tan cerca estamos de esa realidad?

¿Qué avances en IA hacen creíble esta afirmación?

Y lo más importante, ¿qué desafíos sociales y económicos surgirían a partir de esta visión?

La perspectiva de Musk: trabajo como lujo, no como obligación

Musk ha insistido en diversos foros internacionales que la IA podría hacer “innecesario” tanto el trabajo como el dinero. Durante una conversación con el entonces primer ministro británico Rishi Sunak, afirmó que “las máquinas realizarán todas las tareas” y que “habrá riqueza para todos en una era de abundancia”. Según él, trabajar sería algo motivado por “satisfacción personal”, no por necesidad económica. Esta idea resulta seductora —y a la vez controvertida—; sin embargo, Musk no profundiza sobre cómo se distribuiría esa riqueza generada por las máquinas ni cuál sería el papel de los gobiernos en este nuevo orden social. Solo menciona la necesidad de implementar una “regulación justa” para evitar distopías.

Esta visión no es novedosa. Desde hace décadas se discute acerca de la renta básica universal como posible solución al desempleo provocado por la tecnología. Pero Musk va más allá: sugiere que la automatización total podría llegar más pronto de lo que se piensa y que el propio concepto de “trabajo” sufrirá cambios drásticos para siempre. No obstante, este optimismo choca con las dudas planteadas por muchos expertos: ¿realmente habrá suficiente riqueza para todos? ¿Cómo se sostendría el tejido empresarial y social si nadie necesita trabajar? Musk no ofrece respuestas claras a estas preguntas, lo que alimenta parte del escepticismo.

Avances en inteligencia artificial: ¿qué puede hacer ya la IA?

Para evaluar cuán realista es el escenario propuesto por Musk, es útil repasar los avances recientes en inteligencia artificial. Para 2025, la IA ya no será solo una herramienta para tareas rutinarias; habrá dado un salto cualitativo en varios ámbitos:

  • Procesamiento del lenguaje natural multilingüe: Los nuevos modelos comprenden y generan texto en múltiples idiomas con una precisión casi humana, derribando barreras lingüísticas y facilitando la comunicación a nivel global.
  • Diagnóstico médico asistido por IA: Sistemas avanzados analizan imágenes médicas y datos de pacientes para detectar enfermedades en etapas tempranas, mejorando así las tasas de supervivencia y reduciendo costes.
  • Automatización creativa: La IA puede generar música, arte y contenido escrito original colaborando con artistas y abriendo nuevas fronteras creativas.
  • Vehículos autónomos de quinta generación: La integración de IA permite a los coches autónomos moverse por entornos urbanos complejos, acercándose a su adopción masiva.
  • Asistentes virtuales emocionales: Nuevos asistentes son capaces de reconocer y responder a emociones humanas, ofreciendo interacciones más naturales tanto en atención al cliente como en terapia psicológica.

Estos avances ya están transformando sectores como salud, transporte, manufactura y servicios. La automatización extrema está reemplazando tareas repetitivas en fábricas y almacenes; los chatbots están mejorando la atención al cliente; los algoritmos están optimizando riegos agrícolas; y los sistemas predictivos están revolucionando el comercio minorista. Todo esto conduce a una mayor eficiencia pero también genera tensiones en el mercado laboral, especialmente entre los trabajos menos cualificados.

El futuro del empleo: ¿opcional u obligatorio?

Musk pinta un panorama donde ejercer una profesión será cuestión de elección personal. Pero esta visión despierta preguntas incómodas:

  • ¿Quién controla la riqueza generada por las máquinas? Si la IA produce tanto valor, ¿cómo se reparte entre la población? Sin mecanismos claros para redistribuir —como una renta básica universal— el riesgo de desigualdad extrema aumenta considerablemente.
  • ¿Cómo llenamos nuestro tiempo? Si trabajar ya no es necesario para vivir, ¿en qué ocupamos nuestras vidas? Musk menciona que será por “satisfacción personal”, pero no todos encuentran un sentido fuera del trabajo remunerado.
  • ¿Cómo se impulsa la innovación? Gran parte del progreso humano proviene precisamente de esa necesidad imperiosa. Si desaparece la presión económica, ¿seguiremos avanzando?

Estas interrogantes carecen de respuestas sencillas. Además, aunque la IA avanza rápidamente, aún enfrentamos límites técnicos y éticos. Por ejemplo, los sistemas actuales pueden cometer errores graves si no son bien entrenados o supervisados adecuadamente. Y aunque algunos empleos desaparecen, otros surgen: especialistas en IA, éticos tecnológicos o gestores de equipos híbridos (humanos-máquinas), entre otros.

Retos regulatorios y éticos

Musk reconoce que este futuro solo será viable si se establece una regulación justa. Los gobiernos deberán mediar sobre cómo se distribuye la riqueza generada por la IA y cómo se protegen los derechos ciudadanos en un mundo donde el empleo tradicional pierde relevancia. Además surgen dilemas éticos: temas como privacidad de datos, sesgos algorítmicos o equidad son cuestiones centrales que deben ser abordadas.

La integración profunda de la IA en nuestra sociedad también conlleva riesgos existenciales. Musk ha advertido repetidamente que esta tecnología podría representar una amenaza para nuestra civilización si no se regula adecuadamente. Él compara su avance con “sacar al genio de la botella”: una vez superado cierto umbral crítico, resulta imposible retroceder.

Mirando hacia adelante: ¿utopía o distopía?

El escenario propuesto por Musk resulta atractivo: máquinas encargándose del trabajo duro mientras los humanos se dedican a lo que realmente les apasiona; abundancia para todos… Sin embargo, esta visión es incompleta. No explica cómo alcanzar ese estado sin enfrentar crisis sociales o económicas significativas. Los avances tecnológicos son implacables pero su impacto dependerá completamente de cómo decidamos gestionarlos como sociedad.

Por ahora, la inteligencia artificial sigue siendo una herramienta poderosa —y a veces caprichosa— bajo control humano. Puede mejorar nuestra calidad de vida pero también amplificar desigualdades si actuamos sin responsabilidad alguna. El futuro del trabajo podría ser opcional… pero solo si somos capaces de establecer las reglas adecuadas para ese juego.

Así que mientras aguardamos a que los robots nos liberen del tedio laboral… toca seguir trabajando… ¡por si acaso!

Autor

24h Economía

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