La Comisión Europea ha propuesto un endurecimiento muy significativo de sus medidas de salvaguardia para proteger a la industria siderúrgica europea. En un anuncio realizado este martes, Bruselas reveló su intención de duplicar los aranceles a las importaciones de acero fuera del bloque, elevándolos del 25% al 50%.
El objetivo central de esta acción es contrarrestar la «insostenible» situación de la sobrecapacidad global en la producción de acero y «salvar las acerías y los empleos» europeos.
Dureza sin precedentes en las cuotas
Además del aumento arancelario, la Comisión propone una drástica reducción en la cantidad de acero que puede importarse sin pagar gravámenes. Las cuotas de acero libre de aranceles se reducirán en un 47% respecto a los niveles actuales, o «a la mitad», según informó Stéphane Séjourné, vicepresidente ejecutivo de Prosperidad y Estrategia Industrial. La nueva cuota se ha fijado en 18,3 millones de toneladas, un volumen que se corresponde con los niveles de importación registrados en 2013, año que el Ejecutivo comunitario identifica como el inicio del problema de sobrecapacidad global.
Altas fuentes de la Comisión Europea apuntaron que no implementar esta nueva salvaguardia podría tener un «efecto extremadamente perjudicial en la producción industrial del sector del acero en la UE, posiblemente fatal».
La lucha contra la competencia desleal y el problema chino
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, enfatizó que un «sector siderúrgico fuerte y descarbonizado es vital para la competitividad, la seguridad económica y la autonomía estratégica de la Unión Europea». El mercado europeo se ha visto «inundado de importaciones abaratadas gracias a subsidios», provenientes principalmente de China y la India.
Europa acusa a Pekín de ser el «principal responsable» del exceso de capacidad a nivel mundial, una situación que, lejos de desaparecer, está «empeorando». Maros Sefcovic, comisario de Comercio, defendió que la medida es necesaria para proteger a la industria en un momento en que se requiere mayor seguridad económica, afectando a sectores clave como la maquinaria, la defensa o el automovilístico.
Séjourné destacó que la industria europea no tiene competitividad frente a productores subsidiados como China, que pueden vender una tonelada de acero a 200 o 300 euros, mientras que en Europa el precio se sitúa entre 500 y 600 euros. Esta medida ha sido calificada como la «reindustrialización de Europa».
Alineación con EE. UU. y negociaciones en la OMC
El arancel del 50% iguala los gravámenes aplicados actualmente por Estados Unidos y Canadá. Fuentes comunitarias admiten que igualar estas tarifas ayuda a «aislar» el problema de la sobrecapacidad y envía un mensaje a Washington de que la UE se toma el asunto con la misma seriedad.
Esta decisión estratégica busca dar a Bruselas una «base para negociar con EE. UU.» y tomar medidas conjuntas para abordar el exceso de capacidad, con la esperanza de encontrar un mejor trato que el 50% actual para las relaciones bilaterales. La preocupación por la «desviación» del acero barato, que podría dirigirse al mercado europeo tras los altos gravámenes impuestos por EE. UU., fue un factor clave para endurecer la protección.
Para cumplir con las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Bruselas notificará su intención de modificar los aranceles para abrir un proceso de negociación con los principales importadores. Los socios, sin embargo, deben «entender que no tenemos otra opción que limitar los volúmenes totales de importaciones».
Los principales proveedores de acero afectados por el endurecimiento del arancel incluyen a Turquía, la India, Corea del Sur, Vietnam, China, Japón, Reino Unido y Ucrania. Solo se prevén excepciones para los países del Espacio Económico Europeo y Ucrania.
Reacción de la industria
La patronal europea del acero, Eurofer, celebró la propuesta de la Comisión este martes, calificándola de «auténtico salvavidas para los productores de acero y empleados del sector». Eurofer instó a la Eurocámara y a los Estados miembros a aprobar la medida con «urgencia» para que pueda entrar en vigor a principios de 2026, antes de que caduque la actual salvaguarda en junio de 2026.
Actualmente, las fábricas europeas operan al 67% de su capacidad, muy por debajo del nivel viable (80-85%) deseado por la industria. La medida, adoptada por el Colegio de Comisarios, deberá ser aprobada por los 27 países de la UE y el Parlamento Europeo.
