En España, más de un tercio de las personas que contratan préstamos bancarios reconoce que no examina detenidamente el contrato previo a su firma.
Según un informe del Observatorio Cetelem, un 31,6% se limita a leer solo lo esencial, mientras que un alarmante 6% firma sin leer nada en absoluto.
Esta situación no es mera anécdota; pone de manifiesto una brecha notable en los hábitos de consumo y el nivel de educación financiera en el país.
Los jóvenes y quienes tienen menos recursos económicos son los que muestran mayor despreocupación: entre los menores de 24 años, el porcentaje de quienes firman sin leer alcanza el 11,8%. En el caso de aquellos con ingresos bajos, un 11% de quienes ganan menos de 15.000 euros al año admite firmar sin apenas mirar el documento.
Estas cifras evidencian la vulnerabilidad de los grupos más expuestos a prácticas financieras opacas y condiciones que podrían ser perjudiciales a largo plazo.
Educación financiera: asignatura pendiente
La falta de atención a los detalles del contrato tiene raíces profundas en la escasa educación financiera recibida. El 34% de los españoles afirma haber recibido una formación insuficiente en economía doméstica. La diferencia generacional es clara: mientras solo el 11% de la población general cuenta con conocimientos avanzados en finanzas personales, entre los jóvenes de 18 a 24 años este porcentaje asciende a un modesto 15%. A pesar de una ligera mejora en la juventud adulta, todavía queda mucho camino por recorrer para alcanzar un nivel adecuado que les permita tomar decisiones complejas, como contratar préstamos.
Este déficit impacta directamente en cómo interactúan con productos bancarios. La mitad de la población se limita a realizar operaciones básicas en su cuenta corriente, cifra que se eleva al 70% entre las personas mayores de 65 años. Aunque ha habido una ligera disminución respecto al año anterior, este avance sigue siendo insuficiente para afrontar un entorno financiero cada vez más complejo.
El impacto de la renta y la edad en la revisión de contratos
La relación entre ingresos y atención al detalle es evidente: quienes superan los 80.000 euros anuales dedican más tiempo a revisar sus contratos (73%), mientras que entre aquellos que ganan entre 30.000 y 40.000 euros, solo el 32% se conforma con lo básico. Esta disparidad refleja cómo el acceso a información y la capacidad para comprenderla pueden depender del nivel económico.
La edad también influye. Los mayores entre 60 y 64 años son los más cuidadosos, con un 71,4% que lee los contratos con atención. Por otro lado, las personas adultas entre 50 y 59 años tienden a revisar solo lo esencial (35,8%). Estas cifras demuestran que aunque la experiencia puede fomentar una mayor prudencia, no siempre se traduce en hábitos cuidadosos al momento de leer.
El contexto de la demanda de préstamos y el entorno bancario
En los últimos meses, la demanda de préstamos al consumo ha crecido notablemente. Un 34,8% de los españoles indica su intención de solicitar un crédito, frente al 14,2% registrado en 2020, según el Barómetro de ASUFIN. Aunque la necesidad económica sigue siendo la razón principal para endeudarse, el gasto en viajes y vacaciones se consolida como la segunda causa más común, representando un 16,3% del total.
En este contexto favorable para pedir préstamos, las entidades bancarias han aflojado sus requisitos para conceder créditos debido a la reducción en los tipos de interés. Los créditos a corto plazo han visto caer su TAE del 11,56% al 9,88%, mientras que el interés medio para préstamos preconcedidos ha disminuido casi dos puntos porcentuales respecto al año pasado. Si bien esto facilita el acceso al crédito, también puede llevar a decisiones poco informadas si los consumidores no prestan suficiente atención a las condiciones.
Riesgos asociados y advertencias del sector
No revisar adecuadamente los contratos puede resultar arriesgado para los consumidores. La letra pequeña suele incluir cláusulas sobre comisiones, intereses y plazos que pueden impactar seriamente en las finanzas familiares. El Banco de España ha hecho reiteradas advertencias sobre lo crucial que es comprender todos los aspectos del contrato antes de firmarlo; esto cobra especial relevancia ante una oferta cada vez mayor por parte del sector bancario y criterios más laxos para conceder créditos.
A pesar del descenso reciente en las tasas de morosidad bancaria —que se sitúa en un 3,3% a finales del año 2024— hay preocupaciones sobre cómo el aumento del crédito y la relajación normativa podrían modificar esta tendencia si los consumidores no tienen plena conciencia sobre sus responsabilidades financieras.
Claves para una firma responsable
Para evitar sorpresas desagradables al firmar un préstamo, expertos sugieren:
- Dedicar tiempo suficiente a leer todo el contrato más allá del resumen o las condiciones principales.
- Consultar con profesionales ante cualquier duda relacionada con productos financieros complejos.
- Comparar diferentes ofertas antes de tomar una decisión.
- Reflexionar sobre las implicaciones a largo plazo relacionadas con intereses y comisiones.
- Informarse acerca derechos y procedimientos disponibles para reclamaciones.
La educación financiera junto con la transparencia durante la contratación son fundamentales para establecer una relación saludable con las entidades bancarias. En tiempos donde acceder al crédito es cada vez más sencillo y las condiciones tienden a ser más flexibles, asumir responsabilidad personal se convierte en un aliado esencial para evitar errores costosos.
Saber leer entre líneas —más allá del contenido superficial— marca la diferencia entre aquellos consumidores bien informados y aquellos que actúan por inercia. En última instancia, es en esta toma consciente de decisiones donde se define el futuro vínculo entre ciudadanos y bancos en España.

