El magnate revela su pasado experimental en su nueva autobiografía

Bill Gates y las drogas: confesiones de juventud del cofundador de Microsoft

El filántropo estadounidense relata sus experiencias con marihuana y LSD, y cómo estas influyeron en su trayectoria personal y profesional

Bill Gates
Bill Gates. PD

Bill Gates no es precisamente la imagen del descontrol ni el desenfreno.

Sin embargo, sus recientes revelaciones han dejado boquiabiertos a muchos, incluso a los más fervientes seguidores de su historia.

En su última autobiografía, Código fuente: mis inicios, el cofundador de Microsoft se abre sobre su juventud y comparte cómo, durante sus años de instituto y universidad, las drogas formaron parte de su vida.

Probé muchas cosas”, reconoce Gates, enfatizando una curiosidad juvenil que lo llevó a experimentar y “correr riesgos”.

Entre las sustancias que menciona, destacan la marihuana y el LSD.

Gates confiesa que comenzó a fumar cannabis en el instituto, impulsado por un deseo de “parecer más interesante o cool” ante sus compañeros, especialmente entre las chicas. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que esta táctica no daba resultados y decidió abandonar esa práctica. “Pensaba que quizás me haría ‘cool’ y alguna chica pensaría que soy interesante. No sucedió, así que lo dejé”, relata con una mezcla de humor e introspección.

LSD y anécdotas: una visita al dentista inolvidable

Una de las anécdotas más curiosas de sus memorias involucra al LSD. Gates recuerda cómo, en una ocasión, consumió ácido la noche anterior a una cita con el dentista, sin prever que los efectos se prolongarían hasta el día siguiente. “Me senté boquiabierto mirando la cara de mi doctor mientras su taladro zumbaba, sin estar seguro de si lo que estaba viendo y sintiendo realmente estaba sucediendo”, describe. Esa experiencia le llevó a prometerse que si alguna vez volvía a tomar LSD, sería en condiciones más controladas y sin compromisos importantes al día siguiente.

Filosofía personal y ruptura con el consumo

Más allá de las anécdotas divertidas, Bill Gates aclara que aunque en su juventud estuvo dispuesto a experimentar, el uso de drogas no encajaba con su forma de ser ni con sus metas personales. “Me gusta que mi mente funcione y sea lógica”, argumenta, explicando así su decisión de dejar la marihuana y otras sustancias a comienzos de sus veintes. Gates sostiene que los efectos secundarios tanto durante como después del consumo interferían con su capacidad para concentrarse y mantener claridad mental, habilidades esenciales para su desarrollo personal y profesional.

Esta postura contrasta notablemente con la de otros referentes tecnológicos como Steve Jobs, quien abogaba por el uso del LSD para “mejorar el sentido del diseño”. De hecho, Jobs llegó a sugerirle a Gates que tomar ácido podría haberle proporcionado un mejor gusto estético para los productos de Microsoft. Con ironía habitual, Gates respondía: “Me tocó el lote de codificación y a este tipo le tocó el lote de diseño de marketing, ¡así que bien por él!”.

Juventud, rebeldía y aprendizaje

El relato de Bill Gates no se limita únicamente a sus experimentos con drogas. Sus memorias también abordan otros aspectos de una juventud caracterizada por la rebeldía y la búsqueda constante de límites. Desde arriesgadas expediciones con amigos en la preadolescencia hasta momentos tensos con autoridades académicas y familiares, Gates narra cómo la curiosidad intelectual y la audacia moldearon su carácter. Recuerda incluso haber sido detenido por exceso de velocidad en un Porsche; un incidente que despertó sospechas entre los agentes pero que solo resultó ser otra travesura más en su camino hacia la madurez.

El impacto en su carrera y su visión sobre las drogas

A diferencia de aquellos que ven en las drogas un impulso positivo para la creatividad o el rendimiento laboral, Bill Gates es rotundo: para él, estas sustancias no tuvieron un papel relevante en su trayectoria. Aunque reconoce que parte de su éxito proviene de estar dispuesto a asumir riesgos e investigar lo desconocido, enfatiza que lo verdaderamente crucial fue mantener siempre clara su mente.

Las confesiones del magnate no buscan glorificar el consumo; más bien ofrecen un retrato sincero sobre los dilemas a los que se enfrenta muchos jóvenes hoy en día. Su mensaje es claro: aunque la experimentación formó parte de su historia personal, fue la búsqueda constante por la lógica y la claridad mental lo que realmente definió su camino. Un testimonio inesperado que invita a reflexionar sobre esa compleja relación entre juventud, rebeldía y éxito profesional.

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24h Economía

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