El mercado laboral español está cambiando a marchas forzadas, y los jóvenes son el colectivo que más sufre las consecuencias. Según los últimos análisis de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), la incorporación cada vez más tardía al primer empleo está generando un efecto dominó sobre las futuras pensiones. Si antes era posible jubilarse a los 65 años con una pensión digna, ahora la realidad es muy distinta: quienes empiezan a trabajar más tarde y acumulan menos años cotizados tendrán que prolongar su vida laboral hasta los 71 años si quieren mantener el mismo nivel de vida tras la jubilación.
El informe pone cifras concretas a esta tendencia. Actualmente, la tasa de empleo entre los 16 y los 29 años es del 43,2%, 15 puntos menos que en 2007. Esto significa que muchos jóvenes llegarán a 2065 con solo 30 años cotizados, muy lejos de los requisitos para cobrar el cien por cien de la pensión. La normativa actual establece que, en 2027, la edad ordinaria de jubilación será de 67 años, siempre que se hayan cotizado al menos 37 años para recibir una pensión íntegra. Si se acumulan 38 años y medio, se puede adelantar la jubilación hasta los 65. Pero quienes no lleguen a esos mínimos verán su pensión reducida por coeficientes reductores.
Cambios en el sistema de pensiones y sus efectos
La reforma reciente del sistema de pensiones introduce un mayor esfuerzo contributivo para mantener prestaciones similares a las actuales. La tasa de reemplazo —la relación entre la primera pensión y el último salario— bajará dos puntos porcentuales, del 77,1% al 75,3%. Pero si se introducen nuevas medidas como computar los últimos 35 años de actividad o exigir 40 años cotizados para cobrar el cien por cien, la tasa podría caer hasta el 57,6% para quienes solo hayan cotizado 30 años.
Estos cambios no solo afectan al bolsillo de los futuros jubilados, sino también a su calidad de vida. Para compensar menos años cotizados, la única alternativa real es retrasar la jubilación hasta los 71 años. Así lo reflejan las proyecciones: con 40 o más años cotizados y una edad de jubilación de 65 años, se mantiene una tasa bruta de reemplazo del 90%, lo que equivale aproximadamente a una tasa neta del cien por cien y permite mantener el nivel de vida previo. Sin embargo, con solo 35 años cotizados habría que esperar hasta los 68 años para lograr lo mismo, y hasta los 71 si solo se han cotizado 30 años.
El panorama actual y futuro
La precariedad laboral juvenil no es solo un problema económico, sino también social. La intermitencia en las carreras profesionales y el acceso tardío al empleo están generando una generación que tendrá que asumir un doble esfuerzo: cotizar más durante más tiempo para recibir una pensión menor en términos relativos. Además, las últimas reformas han introducido mecanismos como la cuota de solidaridad o el factor de equidad intergeneracional, que aumentan las cotizaciones sin mejorar necesariamente la pensión final.
La situación es especialmente crítica para quienes no logran acumular suficientes años trabajados o tienen trayectorias laborales discontinuas. En estos casos, el único recurso viable es prolongar la vida laboral o recurrir a ahorros privados, herencias o pensiones complementarias. Pero no todos podrán permitírselo.
¿Qué significa todo esto en la práctica?
- Mayor esfuerzo contributivo: Los jóvenes tendrán que aportar más a la Seguridad Social durante su vida laboral.
- Menor pensión relativa: Aunque paguen más durante más tiempo, su pensión será proporcionalmente menor respecto a su último salario.
- Retraso obligado en la jubilación: Para mantener el nivel de vida previo a la jubilación, muchos tendrán que trabajar hasta los 71 años.
- Incertidumbre ante nuevas reformas: Si se introducen nuevas medidas —como exigir más años cotizados o vincular la pensión inicial a la esperanza de vida— el impacto será aún mayor.
La siguiente tabla resume cómo afecta el número de años cotizados a la edad necesaria para mantener el nivel de vida en la jubilación:
Años cotizados | Edad necesaria para mantener nivel de vida |
---|---|
≥40 | 65 |
35 | 68 |
≤30 | 71 |
Estas cifras ilustran el nuevo escenario al que se enfrentan los jóvenes españoles. La combinación entre precariedad laboral y reformas en las pensiones está dibujando un horizonte donde trabajar más allá de lo previsto será casi obligatorio para no perder calidad de vida tras la jubilación.
En definitiva, el sistema actual está adaptándose a una realidad demográfica y laboral cambiante. Pero esa adaptación tiene un coste claro: mayor presión sobre las nuevas generaciones y una jubilación cada vez más lejana para quienes hoy empiezan tarde su carrera profesional.