INTENTA ESQUIVAR SU RESPONSABILIDAD

Sánchez culpa a las eléctricas mientras expertos señalan fallos estructurales tras el ‘Gran Apagón’

El sistema eléctrico español colapsó dejando a millones de ciudadanos sin suministro durante horas en un incidente sin precedentes

Sánchez culpa a las eléctricas mientras expertos señalan fallos estructurales tras el ‘Gran Apagón’

España ha vivido el mayor apagón eléctrico de su historia reciente. Un fallo masivo que ha paralizado el país durante horas y que ha puesto en evidencia las vulnerabilidades de nuestro sistema energético. Sin embargo, lo más llamativo no ha sido solo el colapso técnico, sino la gestión política posterior, marcada por contradicciones, acusaciones y un intento evidente de eludir responsabilidades por parte del Gobierno.

Pedro Sánchez no tardó ni 24 horas desde que se produjera el mayor apagón eléctrico de España para comenzar a repartir culpas. En su primera comparecencia, el presidente cometió varios errores técnicos que evidenciaron un desconocimiento preocupante sobre el funcionamiento del sistema eléctrico o, peor aún, un intento deliberado de confundir a la opinión pública.

El primer desliz llegó cuando Sánchez aseguró que la oscilación eléctrica se debió a «un fallo en la demanda», sugiriendo que hubo un boquete de 15 gigavatios porque la demanda dejó de solicitar electricidad. Una afirmación técnicamente incorrecta que tuvo que rectificar horas después, cuando ya habló de problemas en la «oferta». La realidad, según confirmó Red Eléctrica, fue una anomalía que duró apenas cinco segundos en dos episodios diferentes, pero que provocó un efecto dominó catastrófico.

Lo que realmente ocurrió fue una demanda cero debido al colapso del sistema, no al revés. Millones de españoles se quedaron sin electricidad durante varias horas, paralizando hospitales, transportes, comercios y hogares en todo el territorio nacional.

La estrategia del ciberataque

Ante la magnitud del desastre, Sánchez ha optado por alimentar la tesis de un posible ciberataque, pese a que Red Eléctrica ya había descartado esta posibilidad. Según fuentes socialistas consultadas por varios medios, «la tesis del ciberataque es la única que le permite a Sánchez salvar los muebles» tras una crisis que ha paralizado por completo la vida en España desde las 12:33 del lunes.

Esta estrategia busca desviar la atención de las posibles deficiencias estructurales del sistema eléctrico español, que expertos llevan años señalando. El presidente ha anunciado la creación de una comisión de investigación y ha solicitado informes independientes a Bruselas, en lo que parece un intento de desacreditar las indagaciones ya comunicadas por Red Eléctrica.

El ataque a las eléctricas

En su comparecencia, Sánchez no dudó en apuntar directamente a las empresas del sector eléctrico: «Se van a tomar las medidas y a exigir las responsabilidades pertinentes a todos los operadores privados». Una acusación que ha provocado indignación en el sector, hasta el punto de que Iberdrola emitió un comunicado anunciando que «valorará adoptar las medidas necesarias para la defensa de sus derechos y los de sus clientes».

Las compañías eléctricas rechazan estas acusaciones y recuerdan que la competencia sobre las redes de transporte corresponde principalmente a Red Eléctrica, empresa participada por el Estado. La estrategia de culpar al sector privado parece buscar un chivo expiatorio para una crisis que podría tener raíces más profundas en la política energética del Gobierno.

El modelo energético en cuestión

El apagón ha puesto sobre la mesa el debate sobre el modelo energético español. En 2024, España alcanzó un récord de generación renovable, con un 56,8% de toda la electricidad producida mediante fuentes como el viento, el sol o el agua. La potencia fotovoltaica se convirtió en la primera tecnología en capacidad instalada, tras sumar 7,3 nuevos GW entre eólica y solar.

Sin embargo, los expertos advierten que este rápido crecimiento de las renovables, especialmente la fotovoltaica, podría estar relacionado con el apagón. La energía solar genera corriente continua, no alterna, y requiere sistemas de conversión y estabilización para integrarse en la red. Un exceso de generación fotovoltaica, combinado con problemas de distribución, podría haber contribuido al colapso del sistema.

Lo más preocupante es que, según advierten los técnicos, la misma situación podría repetirse en las próximas semanas si no se toman medidas estructurales. El sistema perdió en apenas cinco segundos toda la inercia y se desconectó de la red europea al perder la frecuencia de 50Hz, imprescindible para mantener el suministro.

Las profecías incumplidas

Resulta especialmente irónico recordar ahora las declaraciones de Sánchez y algunos de sus aliados políticos, como Gabriel Rufián, quienes en el pasado ridiculizaron las advertencias sobre posibles problemas en el suministro eléctrico. «Es mentira que vaya a haber un gran apagón por falta de suministro eléctrico», aseguraba Rufián en una intervención parlamentaria que ahora se ha vuelto viral.

Santiago Abascal, presidente de VOX, no ha tardado en recordar estas palabras: «¿Por qué no dimiten hoy mismo, empezando por Sánchez, todos los que decían que no había riesgo de apagones, que eso eran bulos de la ultraderecha?».

España como «isla energética»

Una de las claves para entender la gravedad del apagón es la condición de España como «isla energética». Nuestro país tiene una capacidad limitada de interconexión con el resto de Europa, lo que nos hace más vulnerables ante fallos del sistema. Mientras otros países pueden compensar caídas importantes recibiendo energía de sus vecinos, España tiene una capacidad de interconexión muy por debajo de los objetivos marcados por la Unión Europea.

Esta situación, que los expertos llevan años denunciando, limita nuestra capacidad de respuesta ante emergencias como la vivida el lunes. La interconexión con Francia, principal punto de enlace con el sistema europeo, sigue siendo insuficiente para garantizar la estabilidad en caso de fallos graves.

Un sistema al límite

El apagón ha revelado que nuestro sistema eléctrico podría estar operando al límite de su capacidad. Con una potencia instalada que supera los 130.000 megavatios, pero con picos de demanda que raramente superan los 45.000 MW, España tiene teóricamente margen suficiente. Sin embargo, la creciente dependencia de fuentes renovables intermitentes, como la solar y la eólica, introduce factores de inestabilidad que requieren sistemas de respaldo y gestión más robustos.

La transición energética, necesaria para combatir el cambio climático, debe realizarse garantizando la seguridad del suministro. El debate sobre el papel de las centrales nucleares, que Sánchez ha mencionado en sus declaraciones, vuelve a cobrar relevancia. Estas instalaciones proporcionan una base estable de generación que contribuye a la inercia del sistema, precisamente lo que se perdió en los fatídicos cinco segundos que desencadenaron el apagón.

¿Qué nos espera?

Veinte horas después del «cero» en el sistema eléctrico, seguimos sin una explicación clara sobre las causas exactas del apagón. La Audiencia Nacional ha iniciado una investigación para determinar si pudo deberse a un ataque terrorista, mientras el Gobierno insiste en su comisión de investigación.

Lo cierto es que, más allá de las responsabilidades políticas y técnicas que deberán esclarecerse, España necesita una reflexión profunda sobre su modelo energético. La transición hacia las renovables es imparable y necesaria, pero debe realizarse con garantías de estabilidad y seguridad.

El apagón del 29 de abril de 2025 pasará a la historia como un punto de inflexión en nuestra política energética. La pregunta es si servirá para corregir errores o simplemente como munición en la batalla política. Por el momento, la respuesta del Gobierno apunta más a lo segundo que a lo primero.

Sobre el apagón

El apagón del 29 de abril ha sido el más grave de la historia reciente de España, superando incluso al ocurrido en noviembre de 2017, que afectó principalmente a Cataluña y parte del Levante. En aquella ocasión, el suministro se recuperó en pocas horas, mientras que en este caso algunas zonas han permanecido sin electricidad durante más de 12 horas.

Durante las horas sin suministro eléctrico, el uso de dinero en efectivo se disparó, revelando la vulnerabilidad de un sistema que depende casi por completo de medios electrónicos de pago. Muchos comercios tuvieron que recurrir a métodos antiguos, como anotar las ventas en papel, ante la imposibilidad de usar TPV o sistemas informáticos.

Los hospitales activaron sus generadores de emergencia, pero algunos servicios no esenciales tuvieron que ser suspendidos. El transporte público sufrió graves alteraciones, con trenes detenidos y sistemas de señalización inutilizados. El caos en las carreteras fue notable, con semáforos apagados y atascos kilométricos en las principales ciudades.

Autor

24h Economía

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