El Índice de precios al consumidor (IPC) en España subió al 2,9% en enero de 2025, una décima más que en diciembre. Este dato, confirmado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), marca el cuarto mes consecutivo de incrementos en la inflación desde que cayó al 1,5% en septiembre de 2024.
El repunte se debe principalmente a dos factores: la subida de los precios de los carburantes, a diferencia de enero de 2024 cuando bajaron; y el encarecimiento de la electricidad respecto al mismo mes del año anterior.
El grupo de transporte aumentó su tasa interanual en siete décimas, hasta el 1,3%, mientras que el de vivienda lo hizo en cinco décimas, alcanzando el 7,9%.
En cuanto a la inflación subyacente, que excluye alimentos no elaborados y energía, bajó dos décimas hasta el 2,4%. Esta cifra se sitúa seis décimas por debajo del índice general, lo que sugiere que los elementos más volátiles están impulsando la inflación general.
Aunque el índice ha subido, el dato de enero de 2025 es medio punto porcentual menor que el de enero de 2024, cuando alcanzó el 3,4%. Esto indica una moderación en el ritmo de crecimiento de los precios a largo plazo.
La inflación de los alimentos se mantuvo en el 1,8%, más de un punto por debajo de la inflación general. Destaca especialmente la bajada del precio del aceite de oliva, que descendió un 21,9% en el último año.
El Ministerio de Economía señala que España mantiene el mayor crecimiento entre las principales economías de la eurozona, compatible con una moderación de los precios. Sin embargo, el dato de enero iguala el nivel de inflación de 2017, antes de los fuertes repuntes causados por la pandemia y la guerra en Ucrania.
El IPC registró tasas anuales positivas en todas las comunidades autónomas. País Vasco presentó la tasa más elevada (3,5%), mientras que Canarias tuvo la más baja (2,1%).