Desde su ‘legalización’ en los Estados Unidos (EE.UU.), la industria del cannabis ha experimentado una montaña rusa en los mercados bursátiles, con picos de euforia y caídas abruptas.
Siguiendo esta dinámica, el sector ha visto subidas de hasta el 100% durante estos primeros meses del 2024, impulsadas por la posible desclasificación del psicoactivo como ‘droga peligrosa’ en el país norteamericano. Este movimiento, liderado por el gobierno del presidente Joe Biden, ha generado un renovado optimismo en el mercado.
Por ejemplo, la empresa más grande de EE.UU., Curaleaf, ha subido un 38% en lo que va del año. Otras empresas estadounidenses como Truelieve han avanzado un 112%, Cresco un 60% y Green Thumb un 15%. Pero los gigantes canadienses también han visto aumentos significativos, con Canopy Group subiendo un 103%, Aurora un 40% y Cronos un 25%. El ETF Pure US Cannabis, el mayor del sector, ha registrado un aumento del 30% en 2024, con una subida del 75% desde sus mínimos en noviembre de 2023.
Pero la situación legal de esta sustancia en EE.UU. es compleja. Aunque 24 estados permiten el uso recreativo del cannabis y 38 lo aceptan para uso terapéutico, la falta de una ley federal crea grandes restricciones y problemas operativos para las empresas. El sistema bancario estadounidense está mayormente cerrado para estas compañías, dificultando el acceso a inversores institucionales y servicios financieros básicos como seguros.
Otro ejemplo de esta situación ambigua, ha sido el boom de las bebidas con THC que ha sido un balón de oxígeno para el sector del alcohol, que luego de presentar caídas durante varios meses, ha enderezado el rumbo con estos productos. Sin embargo, temen que el área gris en que se mueven sea eliminado.
Además, los costos han aumentado debido a la crisis de suministros, la guerra en Ucrania y la inflación, mientras que las tasas de interés altas han afectado la rentabilidad del sector. Según un informe de Whitney Economics, solo el 25% de las firmas de cannabis son rentables, en comparación con el 40% en años anteriores. Esto se debe a los altos costos operativos y a la competencia feroz.
Un cambio en la regulación federal es crucial. En este sentido, la vicepresidenta Kamala Harris ha criticado las actuales restricciones federales, que clasifican a la marihuana al mismo nivel que la heroína y el fentanilo. En marzo, el Departamento de Salud recomendó reclasificar el cannabis como una sustancia de la ‘lista 3’, lo que permitiría su uso médico. En abril y mayo, el presidente Biden ha reiterado la necesidad de despenalizarla y ha ordenado una revisión de su clasificación federal. La DEA está preparando una reclasificación oficial para situarla entre las drogas menos peligrosas.
Este cambio regulatorio podría abrir nuevas oportunidades para el sector, eliminando la incertidumbre y permitiendo un entorno más seguro para el crecimiento. Paralelamente, la legalización del cannabis recreativo en Alemania en abril ha añadido otro catalizador positivo, permitiendo el consumo y la distribución en ‘clubes sociales’ sin fines de lucro, lo que podría abrir nuevas oportunidades en Europa.