La economía española ha iniciado este 2024 con un buen resultado. Los indicadores clave, como la inversión y la demanda externa, están apoyando la recuperación en el corto plazo del Producto Interno Bruto (PIB). El dinamismo mostrado por estos componentes ha permitido que la economía española se adapte a un entorno incierto.
En este sentido, la economía española ha mostrado un crecimiento del 0,7% en el primer trimestre de 2024, igualando el ritmo del último trimestre de 2023 y superando las expectativas de los analistas que anticipaban un incremento del 0,4%. Este desempeño ha impulsado el avance interanual hasta el 2,4%, según los datos preliminares del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Este impulso ha sido en gran medida alimentado por un repunte significativo en la inversión, que aumentó un 2,6% después de dos trimestres consecutivos de cifras negativas. Este aumento de la inversión indica un renovado optimismo en el sector empresarial, destacando un componente esencial para el crecimiento económico sostenido a largo plazo.
Por otro lado, el consumo de los hogares se mantuvo estable con un crecimiento del 0,3%, una señal de que las familias están manteniendo niveles consistentes de gasto a pesar de los desafíos económicos. Sin embargo, el gasto público experimentó una caída del 1%, marcando su primera contracción trimestral desde mediados de 2022. Este ajuste en el gasto público podría reflejar medidas de consolidación fiscal adoptadas por el gobierno.
La contribución de la demanda nacional al crecimiento del PIB fue de 0,2 puntos porcentuales, mientras que la demanda externa sorprendió positivamente al contribuir con 0,5 puntos. Este último dato destaca la competitividad de la economía española en el contexto internacional, especialmente en un momento en que muchas economías europeas están mostrando señales de desaceleración.
En términos interanuales, el PIB creció un 2,4%, superando las expectativas que apuntaban a un máximo de 2%. La demanda nacional contribuyó con 2,2 puntos a este crecimiento, reafirmando el papel central del mercado interno en la actividad económica del país. El gasto en consumo final de los hogares creció un 2,3% y el de las administraciones públicas aumentó un 3%, aunque este último mostró una desaceleración en comparación con el trimestre anterior.