El presidente de Argentina, Javier Milei, ha celebrado la obtención del «déficit cero», una meta crucial en su agenda de políticas de “shock» que ha implementado mediante ajustes drásticos para frenar el deterioro económico.
Este logro pone fin a un año de medidas económicas severas que, aunque han estabilizado algunos indicadores financieros, han generado un amplio espectro de conflictos sociales y políticos.
Bajo la administración de Milei, Argentina ha visto una significativa reducción de su riesgo país, una apreciación en el valor de sus bonos, estabilización del peso y cierta moderación en la inflación, que, a pesar de estas mejoras, sigue siendo alarmantemente alta.
«El superávit fiscal es la piedra angular a partir de la cual estamos construyendo una nueva era de prosperidad en Argentina. Estamos haciendo posible lo imposible incluso con la mayoría de la política, los sindicatos, los medios de comunicación y la mayoría de los actores económicos en nuestra contra», ha asegurado el presidente.
La estrategia del ‘peluca’ ha llevado a la nación a registrar un superávit fiscal trimestral del 0.2% del PIB a principios de año, y por tercer mes consecutivo en marzo. Este resultado se ha conseguido sin un aumento real en los ingresos, atribuyéndose principalmente al severo recorte de gastos, lo que Milei describe como efecto «motosierra» y «licuadora» — este último refiriéndose a gastos que crecen a un ritmo inferior al de la inflación.
El presidente destacó que, aunque lo conseguido es notable, es resultado de acciones de corto plazo. El mercado ha reaccionado positivamente a corto plazo, pero algunos analistas advierten que sin cambios estructurales, estos logros podrían ser efímeros.
Las medidas de austeridad han afectado especialmente a servicios esenciales como la educación y la salud, la inversión en infraestructura pública, y han incluido despidos masivos en el sector público. Estas políticas han provocado un marcado descontento en varios sectores de la sociedad, incluyendo gobernadores provinciales, trabajadores de la educación y la salud, y han intensificado las acciones de protesta, incluyendo huelgas y marchas.
Mientras Milei promete que el ajuste recae sobre la «casta política», son las clases medias y bajas las más afectadas, enfrentando una erosión en su poder adquisitivo frente a una inflación rampante, lo que a su vez ha llevado a un declive en el consumo y ha impactado negativamente en la actividad económica general.
Aunque el presidente se mantiene optimista sobre la recuperación económica basada en sectores clave como la minería, los hidrocarburos y la agricultura, junto con una mejora en los salarios reales y la inversión privada, la realidad socioeconómica que enfrenta Argentina continúa siendo una de las más desafiantes en su historia reciente.