El Banco de Pagos Internacionales (BIS), conocido como el banco de los bancos centrales, emitió una advertencia sobre el potencial de las stablecoins para la estabilidad financiera, especialmente si se profundizan sus vínculos con las finanzas tradicionales. En su informe titulado «Stablecoins, respuestas regulatorias a su promesa de estabilidad», el BIS destaca que estas monedas estables están ganando terreno en las finanzas convencionales.
El informe señala ejemplos como JP Morgan y Société Générale, que han comenzado a utilizar stablecoins como activos de liquidación digital mayorista o minorista, respectivamente. Además, grandes proveedores de servicios de pago como Visa están explorando su integración en sus redes, mientras que PayPal ha lanzado su propia criptomoneda estable.
El organismo advierte sobre la importancia de prevenir la fragmentación regulatoria a medida que las stablecoins se vuelven más populares y subraya la necesidad de una regulación homogénea en todo el mundo. Actualmente, existen diferencias regulatorias significativas entre jurisdicciones, lo que podría conducir a una falta de coherencia y coordinación en la supervisión de estas monedas.
El informe también destaca que los emisores de criptomonedas estables deben cumplir con regulaciones que enfatizan la prudencia, la gobernanza, la gestión de riesgos y la lucha contra el lavado de dinero y la financiación del terrorismo. Sin embargo, existen diferencias notables en los detalles regulatorios entre jurisdicciones, lo que dificulta la coherencia regulatoria.
El BIS subraya la importancia de establecer un marco regulatorio que fomente la innovación y mitigue los riesgos asociados con las stablecoins. La cooperación internacional será fundamental para desarrollar un entorno regulatorio eficaz y consistente. Además, la interoperabilidad con otros activos digitales, como las monedas digitales de los bancos centrales y los depósitos tokenizados, facilitará un sistema financiero global integrado.
El informe también destaca preocupaciones sobre desvinculaciones y colapsos en el mercado de las criptomonedas estables, así como su potencial para facilitar actividades ilícitas. El BIS advierte que durante períodos de inestabilidad macroeconómica, los tenedores de monedas fiduciarias nacionales podrían cambiar a stablecoins, ejerciendo presión sobre la moneda nacional.