El oro está experimentando un aumento en su precio, alcanzando máximos, impulsado por una combinación de factores que incluyen la demanda de los bancos centrales, la expectativa de políticas monetarias más flexibles y los conflictos geopolíticos. Estos factores han reforzado su papel como el activo refugio más atractivo para los inversores en momentos de incertidumbre económica.
El precio del oro ha alcanzado récords históricos, llegando a cotizarse a 2.300 dólares la onza, impulsado por diversos factores como el aumento de la demanda por parte de los bancos centrales, la expectativa de una disminución de los tipos de interés en Europa y Estados Unidos, así como los conflictos geopolíticos.
Los inversores, al igual que se ha hecho siempre, están recurriendo al metal precioso como un refugio seguro para proteger su capital en un momento de incertidumbre económica. Esta tendencia ha llevado a que el precio registre un incremento del 12% en el último año, ya que sus características lo hacen atractivo para los mercados financieros al carecer de riesgo de impago y tener un valor real.
Los bancos centrales, especialmente los de los mercados emergentes, están aumentando sus reservas de oro como parte de su estrategia de diversificación y para reducir su dependencia del dólar. Desde 2010, se han acumulado 7.800 toneladas del metal, con más del 25% adquirido en los últimos dos años, siendo China el principal comprador con un aumento significativo en sus reservas.
Además de los bancos centrales, los inversores minoristas en China también están ingresando al mercado del oro, especialmente ante el escaso atractivo de otros activos como el mercado de valores e inmobiliario en el país.
Los conflictos geopolíticos, como la invasión de Rusia a Ucrania, también están contribuyendo al aumento de la demanda de oro. Por ejemplo, Polonia ha incrementado sus compras de aurum debido a la proximidad del conflicto ucraniano, registrando un volumen récord de compras por parte de su Banco Nacional.