La Unión Europea y Estados Unidos han sellado un acuerdo para unir fuerzas contra la creciente influencia de China en el mercado de los semiconductores, utilizados en una amplia gama de tecnologías cotidiana, y que ha desatado una auténtica batalla por los chips.
En una reunión del Consejo de Comercio y Tecnología, ambas potencias han acordado intensificar la vigilancia para evitar que el gigante asiático domine el mercado de los chips baratos mediante sustanciales subvenciones.
La colaboración entre la Bruselas y Washington refleja la preocupación compartida por la influencia de China en el mercado de un componente crucial para la fabricación de cualquier producto y la necesidad de medidas conjuntas para proteger la seguridad y la competitividad tecnológica de ambas regiones.
Además, ambas partes se han comprometido a mantener un diálogo constante sobre el desarrollo de la inteligencia artificial. Para ello, la Oficina Europea de IA y el Instituto de Seguridad de la AI de EEUU establecerán una cooperación permanente en cuestiones como estándares, riesgos potenciales y tendencias tecnológicas futuras.
Otro punto de colaboración será la investigación y desarrollo de sistemas de comunicación inalámbrica 6G, con el objetivo de establecer estándares comunes. Sin embargo, la continuidad de esta cooperación podría depender de los resultados de las elecciones en ambos lados del Atlántico, particularmente en el caso de una victoria de Donald Trump, quien ha mostrado una postura hostil hacia la UE en temas comerciales.
La secretaria de Comercio de Estados Unidos, Gina Raimondo, enfatizó la importancia de vigilar de cerca las actividades de China en el mercado de semiconductores, especialmente debido a los intentos del país asiático de acceder a tecnologías sofisticadas a través de controles de exportación. China ha optado por concentrarse en la producción de semiconductores más antiguos y baratos luego de que Estados Unidos le negara acceso a chips de vanguardia.
Tanto Bruselas como Washington expresaron su preocupación por las prácticas de China, que podrían generar distorsiones en el mercado y dependencia excesiva de semiconductores maduros. Ambas partes se comprometieron a compartir información y desarrollar medidas conjuntas para abordar estos problemas en la cadena mundial de suministro de semiconductores.