El motor económico de España se reactiva para el primer gran asueto del año, la Semana Santa.
El turismo experimenta un auge sin precedentes. Si el año pasado marcó un récord de visitantes extranjeros y un gasto sin precedentes, con 85 millones de turistas que reportaron 108.662 millones de euros en 2023. Ahora, el sector turístico se prepara para superar estas cifras este 2024. En el umbral de Semana Santa, la industria turística, que representa un 12,8% del PIB nacional, se muestra optimista, aunque con cautela, ante la perspectiva de una temporada estival que podría marcar un hito en su historia.
El año 2024 ha comenzado con un impulso evidente, reflejado en un enero de récord con máximos en turistas, con 4,77 millones de turistas, y gasto registrado, con 6.500 millones de euros. Además, se prevé que los meses siguientes sigan esta tendencia récord, según estimaciones oficiales.
Y las estimaciones de la secretaria de Estado de Turismo, Rosana Morillo, es que se supere los totales de febrero, marzo y abril del año pasado, con una previsión de 14 millones de visitantes y 19.000 millones de gasto.
Con la mente puesta en el verano
No obstante, la euforia se acompaña de una reflexión sobre el significado de la marca España y la importancia de mantener la calidad del servicio frente al mero aumento de cifras.
Las compañías aéreas están planificando minuciosamente para una temporada estival que se extenderá desde el 31 de marzo hasta el 26 de octubre. AENA ha programado un impresionante número de asientos y operaciones comerciales, reflejando un claro optimismo en el sector. Mientras tanto, en el ámbito hotelero, la sensación es de entusiasmo y confianza en el futuro.
Aena ha estipulado 243 millones de asientos, tanto de salidas y llegadas, y cerca de 1,4 millones de operaciones comerciales, incluyendo tanto aterrizajes como despegues. Estas cifras son un aumento del 7,9% y del 7,7%, respectivamente de las operaciones del mismo periodo de 2023 y hasta dos dígitos más que en 2019.
A pesar de los éxitos, el sector se enfrenta a desafíos como la sequía y la escasez de personal. La falta de agua en algunas regiones turísticas y la dificultad para encontrar empleados son preocupaciones que podrían afectar el desarrollo de la temporada. Además, la competencia con las viviendas de uso turístico agrega otro elemento a considerar en la gestión del sector.
El desafío para las empresas turísticas radica en diversificar sus ofertas y desestacionalizar la demanda. La creación de nuevos productos y experiencias, así como la expansión hacia destinos menos convencionales, podrían ser clave para mantener el impulso positivo del sector a largo plazo.