El sector de la construcción en España se encuentra en un estado de estancamiento evidente, reflejado en la disminución de la autorización de nuevas obras y el estancamiento en el número de visados de obra para la construcción de viviendas.
En 2023, se otorgaron alrededor de 107,934 visados de obra para viviendas, una cifra que representa una reducción de aproximadamente 1,000 viviendas en comparación con el año anterior, de acuerdo a las cifras del Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana. Esta disminución en la construcción de viviendas es un fenómeno que persiste desde hace cinco años, con el Gobierno de Pedro Sánchez, con el número de visados de obra manteniéndose alrededor de las 108,000 unidades durante ese período. El dato es preocupante por el déficit que existe en la vivienda en España.
Según el órgano, el 77,87% de estos nuevos inmuebles se correspondieron con apartamentos en bloque, unas 84.049 viviendas, (1,14% más que en 2022), en comparación con el 22,09% de casas unifamiliares, que alcanzan 23.844, (7,27% menos que en 2022). La superficie media de estas nuevas construcciones alcanzaban 108,6 metros cuadrados en el caso de los pisos y 195,6 en las casas unifamiliares.
Además, esta situación tiene un impacto significativo en la economía española. El peso de la construcción en el Producto Interno Bruto (PIB) ha experimentado una reducción progresiva, alcanzando aproximadamente el 5%. Esta cifra es significativamente menor que el 10% que representaba el sector durante los años de la burbuja inmobiliaria.
Además, el número de trabajadores en el sector de la construcción ha disminuido notablemente, pasando de emplear al 12% de los trabajadores en 2008 al 6.5% en 2023.
Este descenso en la actividad y la fuerza laboral del sector de la construcción refleja un estancamiento generalizado que plantea desafíos importantes para la economía española.
Entre estos desafíos se encuentra el envejecimiento de la mano de obra y la falta de relevos generacionales. Con un 35.3% de los trabajadores del sector de la construcción con más de 50 años y una baja representación de trabajadores menores de 30 años, se evidencia la necesidad de atraer y formar nueva mano de obra para garantizar la viabilidad futura del sector. Esta falta de renovación generacional también se ve reflejada en la escasez de oferta de vivienda nueva para satisfacer la demanda, lo que ha llevado a un aumento significativo en el costo de los pisos nuevos.
Ante esta situación, las autoridades están implementando diversas iniciativas para reactivar el sector de la construcción y ampliar el parque inmobiliario. Sin embargo, estas medidas enfrentan el desafío de revitalizar un sector que ha perdido su posición dominante en la economía española y que se encuentra estancado en torno al 5% del PIB. En última instancia, el futuro del sector de la construcción en España dependerá de su capacidad para adaptarse a los nuevos desafíos y recuperar su papel como motor económico en el país.