La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, sigue en sus trece y ni siquiera se reunirá con Iberdrola y Endesa, los dueños la central nuclear de Almaraz.
Las empresas buscan renegociar el acuerdo que pone fin a la producción de energía nuclear en España, programado para comenzar en 2027. A pesar de la presión de las empresas y defensores de extender la vida de las nucleares, el Gobierno mantiene su decisión de cerrar los siete reactores entre 2027 y 2035.
Sin embargo, Ribera ha descartado reunirse con Iberdrola y Endesa, que encara un momento crucial, por la cercanía del plazo para el fin de operaciones. Las empresas insisten en la importancia de este generador de energía.
La presión de las empresas y figuras políticas, como el expresidente Felipe González, quien abogó por una revisión de la política nuclear, no ha influido en la decisión gubernamental.
“Cuando se mide la contaminación en términos de CO2 de los diferentes actores que existen, resulta que la menos contaminante es la nuclear. Se asusta uno de pensar que contra la energía nuclear hay una corriente de opinión enorme, y esa corriente de opinión enorme, sobre todo se fundamenta en que no sabemos qué hacer con los residuos nucleares”, afirmó el expresidente.
Aunque González destacó la baja emisión de CO2 de la energía nuclear, el Gobierno se mantiene firme en su enfoque de cerrar las nucleares en los próximos años.
Pese a la voluntad pública de Iberdrola y Endesa para reunirse y revisar el acuerdo de cierre nuclear, el Gobierno ha rechazado la petición. Por si fuera poco, el Ministerio de Transición Ecológica afirma que no se ha presentado formalmente una solicitud para extender la vida útil de las centrales nucleares. Las empresas no han manifestado este deseo, solo el de tener un encuentro con las autoridades para tratar el tema.
La central nuclear de Almaraz, que representó más del 20% de la electricidad consumida en 2023, ahora enfrenta no solo su cierre en los próximos años, sino también mayores costos asociados con la gestión de residuos radiactivos.
Además del cierre programado, las empresas nucleares se enfrentan a un aumento del 40% en la ‘tasa Enresa’ a partir de julio de 2024. Las energéticas buscan negociar con el Gobierno y Enresa para abordar este aumento de costos, pero la extensión de la vida de las centrales no está en discusión.
La negociación entre el Gobierno y las empresas será clave para definir el futuro energético y económico de la central y del sector nuclear en España.