El economista Daniel Lacalle aborda críticamente la postura de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, calificándola como comunista y cuestionando su propuesta de limitar los sueldos de los altos directivos.
Lacalle argumenta que la economía planificada y la restricción salarial propuestas por la ministra de Trabajo, conducen a una economía ineficiente y poco funcional. Además, destaca que la riqueza no es estática, sino que puede ser creada o destruida, subrayando la importancia de fomentar la productividad y la eficiencia.
En su crítica, el economista resalta el papel fundamental de las grandes empresas en la generación de empleo y salarios más elevados. Contrariamente a la postura de Díaz, sostiene que las empresas que ofrecen sueldos competitivos atraen a numerosos candidatos en busca de empleo, indicando que el salario de los directivos está vinculado al valor añadido que generan para los accionistas. Para Lacalle, la limitación de salarios no es una solución efectiva, ya que la riqueza no se distribuye estáticamente, sino que depende de la creación de valor.
El economista también critica los salarios de los políticos, destacando que no se puede influir en ellos, pero sugiere que un enfoque basado en el valor añadido y la productividad sería más justo. Lacalle enfatiza que los sueldos de los directivos están respaldados por los accionistas, quienes validan y aceptan estas compensaciones en función del valor que generan para las empresas.
En última instancia, Lacalle plantea la necesidad de reconocer que la compensación de los directivos se basa en criterios de eficiencia y productividad, subrayando la diferencia entre la creación de riqueza por parte de las empresas y las decisiones políticas que no contribuyen directamente a la generación de valor económico.