El presidente de Gobierno Pedro Sánchez ‘patina’ en Davos.
La participación del socialista en el World Economic Forum ha tenido más oscuros que claros y el rédito para el país es nulo.
Todas las estrategias que ha intentado han fallado. Desde el ‘aplauso fake’ hasta la reunión con los empresarios del Ibex en un ‘cuarto de escobas’, lo sucedido en Davos pone de manifiesto que España es, bajo la tutela del socialista, irrelevante para el concierto internacional.
El discurso de Sánchez, con un matiz electoralista y cargado de ideología, en línea con el del año pasado, también tuvo amenazas veladas a los empresarios, así como de palmas por sus “buenos resultados”. De hecho, pintó un país en el que prácticamente no hay problemas.
Cargó contra el neoliberalismo al aseverar que “sus políticas no funcionan”, al tiempo que defendía el “crear un nuevo paradigma de prosperidad” que combine «el crecimiento económico con la sostenibilidad ambiental y la prosperidad para todos».
Incluso cargó contra los empresarios tecnológicos estadounidenses al afirmar que «algunos gurús de Silicon Valley, están más interesados en ganar seguidores o escalar en la lista de millonarios de Forbes que en el verdadero progreso de la humanidad»
Quizá porque los asistentes presentían de qué iba el discurso del socialista, la sala se vació luego de la intervención del presidente de Argentina, Javier Milei, que habló minutos antes de Sánchez.
Pero el desinterés en la intervención de Sánchez queda plasmada también en las reproducciones de sus palabras en el canal oficial de YouTube de Davos, que palidecen en comparación con la de Milei. Algo que podría ser anecdótico pero que es un síntoma claro del poco interés de los capitales en las posturas socialistas del presidente español.
Reunión en un cuarto de escobas
Sánchez tuvo una esperada reunión informal con los ejecutivos de las empresas del Ibex. Sin embargo, la misma se ha convertido en una comidilla.
Desde la hora elegida hasta el sitio ha sido de lo que se ha hablado, ya que de la misma no ha salido ninguna propuesta alentadora para mejorar la economía o asegurar una estabilidad a los empresarios, luego de que se produjo la subida del SMI sin contar con el sí de las patronales.
El encuentro, pautado pocos minutos después del turno de palabra de Sánchez en el plenario del World Economic Forum, buscaba que al menos los principales representantes de las máximas empresas españolas estuvieran presentes.
Cabe señalar que el año pasado le plantaron y no presenciaron su discurso. En esta ocasión tampoco logró su objetivo: ni el presidente de Ferrovial, Rafael Del Pino, ni el presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, estuvieron ahí, aunque sí acudieron a la reunión posterior.
El sitio de la reunión también ha sido un tema de conversación. El espacio elegido para acoger la reunión en la que participaron también José Manuel Entrecanales (Acciona), Hector Grisi (Banco Santander), Onur Genç y Carlos Torres Vila (BBVA), Maarten Wetselaar (Cepsa), Francisco Reynés (Naturgy), Josu Jon Imaz (Repsol), José María Álvarez-Pallete (Telefónica) y José Luis Blanco (Nordex), era muy pequeño, lo que llevó a muchos a catalogar como ‘cuarto de escobas’ la sala ofrecida por los organizadores.
Para completar la humillación, Moncloa difundió tras el encuentro que los empresarios habían recibido al presidente con “aplausos al entrar en la sala”. Sin embargo, los aplausos, que provenían del presidente del BBVA, Carlos Torres, estaban dirigidos al CEO de Cepsa, Maarten Wetselaar, quien ha sido reconocido por Forbes como el consejero delegado con mejor visión de futuro.
Al verse expuestos, a Moncloa no le quedó más remedio que reconocer que los aplausos estaban dirigidos a Wetselaar.