El análisis de Óscar Poy

Lo ideal y lo necesario

Lo ideal y lo necesario

Lo ideal, en un sistema democrático, es que el gobierno, con independencia de la composición del parlamento, procure negociar sus acuerdos con la oposición antes de que se discutan en el pleno, donde resulta extremadamente complicado conseguir un cambio de postura, por muy elevado, digno y elocuente que sea el discurso del ponente (lo que tampoco es habitual en el circo político actual).

Pero lo ideal se transforma en necesario, cuando el gobierno no goza de la mayoría parlamentaria necesaria para aprobar las medidas que propone.

Quizás enfebrecidos por el efímero éxito de la investidura, PSOE y Sumar se plantaron en el congreso con una estrategia similar a la que podría haber adoptado un gobierno que gozase de amplia mayoría en el congreso. Y digo similar, porque, especialmente el PSOE, en los días previos a la celebración del pleno del congreso, hicieron un esfuerzo evidente en presentar como el malo de la película al Partido Popular, una estrategia que aún ahora continua, a pesar de que ha quedado en evidencia que son Podemos y Junts quienes representan una amenaza especialmente grave para los intereses del gobierno en el congreso.

Lo cierto es que, en democracia, no existe ninguna obligación de la oposición de aprobar las medidas del gobierno en el congreso, especialmente si estas medidas no han sido negociadas o acordadas con la oposición previamente.

Pretender que la culpa de que el gobierno pierda una votación en el congreso es de la oposición es como pretender que la oposición no tiene derecho, legítimo y democrático, a oponerse a los decretos y posiciones del gobierno. Identificar las medidas propuestas por el gobierno como “el interés de los españoles” es impropio de un gobierno democrático y acerca a este gobierno, una vez más, a posiciones ultra, alejadas del ideal de democracia liberal.

Culpar a la oposición de que un gobierno en minoría en el congreso no puede salvar los trámites parlamentarios es un gesto de irresponsabilidad y de cinismo, un intento absurdo de intentar ocultar que, en el fondo, la debilidad del gobierno es manifiesta, no sólo por la oposición de la oposición, sino especialmente porque esa idea, tan ampliamente difundida, de que un “bloque progresista” apuntalaba al gobierno en el congreso era, como viene siendo habitual con este gobierno, falsa.

Más allá de los planteamientos de Podemos para justificar sus decisiones, parece revestir especial importancia el hecho de que Junts, en su día, decidió apoyar la investidura de Pedro Sánchez porque era, como se ha demostrado otra vez, el mejor escenario posible para sus aspiraciones, lo que no deja de ser, por lo tanto, el peor escenario posible para unos partidos que, a la postre, van a tener que lidiar con citas electorales en todo el territorio nacional, donde el apoyo a las tesis independentistas no sólo es mínimo o incluso nulo, sino que, aún por encima, provoca un fuerte rechazo en los votantes.

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24h Economía

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