El Gobierno de Pedro Sánchez saca pecho por los resultados en materia económica, haciendo énfasis en cómo la inflación es la más baja de la región.
Sin embargo, el Ejecutivo deja por fuera los impactos negativos de este fenómeno en los precios de los bienes y servicios y cómo reduce el poder adquisitivo de las personas.
El último ejemplo de cómo la realidad es la única verdad, como dijo Pedro Sánchez citando a a Aristóteles, es que el aceite de oliva, los huevos, la verdura, el arroz, el pescado y la carne se han encarecido en España más que en la media de países de la UE.
Los alimentos suelen ser de los productos más afectados por la inflación cuando hay crisis. Y es que su precio sigue siendo elevado, aunque en los últimos meses se hayan moderado. Al cierre de 2023, la tasa se ubicaba en el 7,3%, según datos de Eurostat. Dentro de la Unión Europea, España es el cuarto país con la mayor inflación de los alimentos.
Esta espiral inflacionaria se ha cebado en especial con ingredientes típicos de la dieta de las familias españolas como lo son el aceite de oliva, la carne, el arroz y las verduras.
Si bien la tasa de variación anual del IPC se redujo por tercer mes consecutivo y alcanzó su nivel más bajo en 21 meses, los efectos acumulados siguen siendo negativos en la economía familiar.
Y es que la inflación en España sigue muy por encima de la media europea, que también ha experimentado una tendencia alcista en los últimos meses.
En la eurozona el IPC de los alimentos cayó al 6%, mientras que en el conjunto de la UE bajó al 5,7% en el último mes de 2023.
Solo Malta, Grecia y Francia superan la tasa española, con un 10,2% y un 7,4%, respectivamente. Entre las cuatro grandes economías europeas, también Italia se sitúa por encima de la media, ya que cerro el año con una tasa anual del 6,1% en diciembre. En cambio, Alemania consiguió anotar en diciembre una tasa del 5,1%.