El análisis de Óscar Poy

¿Otro cambio de opinión?

Óscar Poy
Óscar Poy 24H

El señor Sánchez se ha desplazado a Israel para, en palabras del ministerio de Exteriores, mostrar la relevancia que el conflicto bélico tiene para el ejecutivo español, aunque no lo ha hecho en calidad de presidente del gobierno, sino de presidente de la UE, y acompañado de su homólogo belga, que le sustituirá el próximo enero.

Este es un hecho relevante, especialmente por lo que significan, a nivel diplomático, las declaraciones, efectuadas en rueda de prensa conjunta, de impulsar el reconocimiento del estado palestino en la UE y, sobre todo, la afirmación de que, en caso de no alcanzarse un consenso en dicho sentido en el marco de la UE, “España tomará sus propias decisiones”.

El señor Sánchez se ha expresado de forma especialmente contundente en sus comparecencias públicas a lo largo de este viaje, un posicionamiento que no ha conseguido el aplauso unánime de sus socios de investidura.

Aún así, altos cargos del gobierno israelí han señalado que la política internacional del señor Sánchez está influida por las presiones de sus socios de gobierno, lo que motivó un comunicado del ministerio de asuntos exteriores en el que se afirma que la política exterior de España se decide siguiendo las directrices del presidente y del ministro Albares en exclusiva.

Podríamos detenernos en analizar las frases de libro de autoayuda del señor Sánchez (“Tenemos que reemplazar la violencia por la esperanza”), en lo vergonzoso que resulta ver al presidente del gobierno mostrando un desconocimiento tan grande (y grave) de la situación en la región como para comparar el terrorismo de Hamás con el de ETA, en lo “curioso” que resulta plantear una “paz duradera” en la que sólo se exige a Israel cumplir las resoluciones de Naciones Unidas, o en lo sorprendente de declarar reiteradamente la condena por las víctimas palestinas, pero no reclamar ni que se devuelvan a Israel los rehenes capturados por Hamás…

Incluso podríamos detenernos en analizar si es razonable plantear un “proceso de paz” mientras parte del gobierno (y casi toda la coalición de investidura) se desgañita tildando de “genocida” a Israel, o lo inadecuado que puede resultar tener de ministra a una señora, Sira Rego, que justifica y defiende la agresión terrorista islámica de Hamás del pasado octubre.

Pero, a mi juicio, lo que debería estar siendo analizado es el hecho de que el señor Sánchez ha pasado de favorecer las aspiraciones de un estado árabe cercano a Israel (Marruecos) en detrimento de las relaciones diplomáticas con un estado tradicionalmente cercano (Argelia) a generar un conflicto diplomático (que amenaza con agravar) con Israel, en línea, lo reconozca el ministro Albares o no, con lo que la mayoría del bloque de investidura defiende.

¿Se trata de otro cambio de opinión? ¿Está Pedro Sánchez colocando los intereses de la coalición por encima de los intereses de la nación? El gobierno de la nación, por supuesto, niega tal posibilidad.

Y todos sabemos que el ejecutivo de Pedro Sánchez jamás ha dicho una cosa que no fuese cierta.

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24h Economía

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