El Gobierno de Pedro Sánchez está retomando con fuerza sus negocios con la dictadura de Nicolás Maduro.
La situación en Ucrania y el consiguiente veto al petróleo ruso llevaron a Estados Unidos a autorizar, a mediados de 2022, las compras de petróleo procedente de Venezuela por parte de los países europeos, levantando así las restricciones previas en Occidente. Desde entonces, España ha comenzado a realizar compras tímidas en 2022, pero en 2023 estas compras han aumentado significativamente con respecto al año anterior. Solo en los primeros nueve meses de 2023, España ha desembolsado 500 millones de euros por petróleo venezolano.
Según los datos más recientes de importaciones de petróleo a Venezuela, se compraron un total de 121.000 toneladas de crudo. Esto indica que España ha estado importando petróleo venezolano de forma continua durante cuatro meses consecutivos, sumando un total de 933.000 toneladas de petróleo, como revelan las estadísticas mensuales de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores).
Los cálculos realizados por expertos, teniendo en cuenta el precio medio del petróleo venezolano en euros cada mes, los litros (158,9) contenidos en un barril de petróleo venezolano y el peso aproximado de un barril de crudo venezolano en kilos por cada litro (que es mucho más pesado que el europeo), indican que el precio pagado en septiembre fue de 74,9 millones de euros. Extrapolando estas cifras al resto de los meses de 2023 (agosto, julio, junio, abril y marzo) y aplicando los mismos parámetros mencionados, se confirma que España ha pagado un total de 498 millones de euros en estos primeros nueve meses del año. Esta cifra ya supera el total del año anterior, que fue de 400 millones de euros.

Pedro Sánchez y Nicolás Maduro
En mayo de 2022, Estados Unidos anunció la suspensión temporal de ciertas sanciones contra el gobierno de Maduro, permitiendo así el diálogo sobre el comercio del petróleo. Desde entonces, España comenzó a realizar importaciones modestas de petróleo venezolano. En octubre de 2023, Estados Unidos levantó de forma temporal las sanciones contra el gas y el petróleo del país dirigido por Nicolás Maduro.
El pasado 18 de julio, la Unión Europea ofreció levantar las sanciones internacionales contra Venezuela si celebraba elecciones inclusivas en 2024. Sin embargo, la suspensión ordenada por la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela provocó tensiones políticas. Esta situación ha llevado a España a importar petróleo venezolano como parte de su estrategia energética.
El proceso del petróleo implica tres fases, desde la extracción hasta la venta final. En primer lugar, el petróleo es producido y vendido en el mercado internacional después de pagar un canon al país de origen por el uso del suelo. En la segunda fase, el petróleo crudo se compra en el mercado internacional, y surgen nuevos actores, como los refinadores, que lo refinan para vender los productos derivados (gasolina, gasóleo, queroseno o fuel) a diferentes precios en el mercado internacional.
En la última fase, se compran los derivados en el mercado internacional, se transportan y se venden al cliente final, incorporando el margen minorista, es decir, retribuyendo al titular de la estación de servicio, que es el último eslabón de la cadena. Empresas españolas, como Repsol y Cepsa, controlan toda la cadena de valor, desde la extracción hasta las estaciones de servicio, generando beneficios que, a través de impuestos como el IVA y el Impuesto Especial, llegan a las arcas del Gobierno español.