La gasolina sigue alcanzando niveles máximos anuales, aumentando un 10% desde enero y manteniendo una tendencia al alza que se espera que continúe en los próximos meses. Esta situación ejerce presión al alza sobre el índice de precios al consumidor (IPC) durante el resto del año, contradiciendo el discurso optimista del Gobierno, que ha estado sosteniendo que los precios están bajo control y que nos dirigimos hacia un ciclo bajista.
Según los datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea, esta semana el precio promedio de la gasolina de 95 octanos, la más consumida en España, alcanzó los 1,751 euros en todo el territorio. Esto representa un aumento del 10.6% en comparación con los 1,583 euros con los que comenzó el año, lo que equivale a un aumento de 17 céntimos. Esta cifra está significativamente por encima de los 1,576 euros que se registraron en la tercera semana de mayo, que fue el mínimo anual.
Los expertos opinan que esta tendencia alcista se mantendrá, impulsada por el aumento de la cotización internacional del petróleo. No sería sorprendente que en pocos días se supere la temida barrera de los 1,80 euros, a pesar de que el precio ha experimentado una caída del 0.54% en la última semana, después de la escalada vivida desde el mes de junio, que se tradujo en un crecimiento de casi un 12% en tan solo cuatro meses.
Bonificación
La situación actual ha generado preocupación, ya que el precio actual de la gasolina está al borde de los 1,813 euros, un nivel similar al que se registró la misma semana en que el Gobierno anunció una bonificación de 20 céntimos a los combustibles. En estos momentos, los precios se encuentran solo seis céntimos por debajo de los que llevaron al Gobierno a implementar esta subvención, motivado por la presión social y de los transportistas.
En ese momento, tanto la gasolina como el diésel superaron los 1,80 euros y, en algunas grandes ciudades como Madrid y Barcelona, alcanzaron los dos euros. Esta situación llevó al Ejecutivo a introducir esta ayuda como parte de sus medidas para contrarrestar el impacto económico derivado del conflicto en Ucrania y para mitigar los costos energéticos para la población. Esta decisión se tomó ante el temor a posibles disturbios sociales y justo antes de las elecciones municipales de ese año.
Inicialmente, la ayuda estuvo en vigor hasta el 30 de junio, pero debido a que los precios siguieron siendo extremadamente altos, llegando a un promedio de 2,146 euros a finales de junio, se decidió extender la bonificación hasta finales de diciembre. A medida que los precios se estabilizaron en 1,590 euros durante la última semana de 2022, se optó por eliminar la ayuda para los particulares, aunque se mantuvo con algunas restricciones para los transportistas y profesionales del sector.
La gran incógnita es qué medidas tomará el Gobierno cuando los precios superen la barrera de los 1,80 euros en las próximas semanas, especialmente considerando que en muchas grandes ciudades se acerca la temida marca de los dos euros. Actualmente, llenar un depósito promedio de 55 litros de gasolina implica un gasto de 96 euros, en comparación con los 81 euros del año pasado en este mismo período, cuando se aplicaba el descuento de 20 céntimos del Gobierno. Esto significa un aumento significativo en los costos para los ciudadanos.
El Gobierno ha señalado que, por el momento, no tiene previsto reintroducir el descuento para los particulares, pero está dispuesto a considerarlo para los conductores profesionales. A partir del 1 de octubre, el descuento para los transportistas se redujo de diez a cinco céntimos por litro, lo que causó malestar en el sector, especialmente porque esta modificación llegó después de once semanas de aumento en los precios de los combustibles. En el Gobierno se ha mencionado la posibilidad de aplicar la bonificación por razones «sociales», limitándola a conductores con bajos ingresos o a profesionales del sector.
Sin embargo, los expertos consultados señalan que, independientemente de si se implementa o no una bonificación, lo verdaderamente preocupante es la presión que estos precios ejercen sobre la inflación. El indicador adelantado del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) situó el IPC de septiembre en el 3,5%. En caso de confirmarse, esto representaría un aumento de nueve décimas en su tasa anual, ya que en agosto la variación fue del 2,6%.