Susanna Griso mostró su máxima indignación con una insólita okupación.
La presentadora de ‘Espejo Público’ puso énfasis en la historia de José Miguel Cruz y su pareja Rosario Ataytana, quien vieron cómo la propia vendedora de su nuevo piso pasaba a okuparlo el mismo día que firmaron la compraventa ante notario.
Se trata de una casa con vistas al mar en un lugar privilegiado en Tenerife por la que pagaron 140.000 euros. Sin embargo, aún no han podido entrar.
Rosario se quedó incrédula al conocer que habían perdido su vivienda sin estrenar: “Cuando salimos del notario que nos despedimos soltó entre risas una bromita: «Bueno me quedo 10 años de okupa» y claro me quedé descompuesta.
La amenaza se hizo realidad y ahí comenzó el calvario: “Empezó a darnos largas, cada vez las excusas iban cambiando, siempre excusas hasta que vimos que era imposible llegar a ningún tipo de solución con ella”, aclara Rosario.
Han denunciado en varias ocasiones y han llegado al Tribunal Supremo. Han ganado todos los procedimientos, incluso se llegó a fijar la fecha de desahucio en marzo de este año. “Tuvimos una fecha de lanzamiento que se pospuso por la huelga de secretarios judiciales y estamos esperando una nueva fecha”, dice Rosario indignada.
Rosario explica que mientras tienen que seguir pagando: “Estamos pagando hipoteca, derrama, gastos de luz. Pagamos absolutamente todo menos el agua”.
La mujer okupa además utiliza el escudo social. José Miguel lo explica:
“Alega siempre tener un niño en acogida y es muy difícil echarla. La justicia nos ha dado la razón en primera, en segunda y en el Tribunal Supremo. Desde 2021 fue la primera sentencia y llevamos un calvario importante. He presentado denuncias ante la Fiscalía de menores, al Ayuntamiento de La Laguna, a los servicios sociales. Yo veo que nadie hace nada, la parálisis, la lentitud. No podemos llevar 3 años y medio para que nos den lo que es nuestro”.
Nuestra compañera Gracia López ha hablado con la okupa. Ha declinado hablar ante nuestra cámara pero según su versión fue coaccionada para vender y firmar ante notario la escritura. Mientras, a la espera de que la justicia ejecute la sentencia, seguirá viviendo en una casa que no es suya.
Ante la polémica situación, Griso solo llegaba a reconocer: “No me cabe en la cabeza..”.